1. Carlota e Isabel


    Fecha: 13/01/2021, Categorías: Incesto Autor: MissFlorMayo, Fuente: CuentoRelatos

    Mi hija y yo teníamos discusiones diarias. Por la limpieza de su cuarto, por la vida que yo llevaba, por mis preferencias sexuales, por todo.
    
    Lo cierto, es que yo provocaba una pelea con ella para poder ver lo mal que me contestaba y luego encerrarme en mi cuarto a masturbarme mientras imaginaba como la convertía en mi esclava sexual, como la rompía, como la hacía mía de todas las maneras posibles. Carlota ha tenido mal carácter desde muy pequeña. Tiene de quién heredarlo, porque yo soy exactamente igual. Somos dos leonas en la casa y solo tendría que haber una, yo. Jamás he hecho nada para dejarle ver mis verdaderas intenciones a mi hija, pero imaginarme dominando a Carlota, y hacerla mi esclava sexual es mi mayor deseo, pero no creo que alguna vez lo pueda cumplir.
    
    La tuve muy joven, con 14 años. Fue producto de un aquí te pillo aquí te mato con un desconocido. Nunca fui maternal, ni siquiera era heterosexual, solamente era muy curiosa y me apeteció acostarme con un imbécil muy guapo pero que no conocía de nada. Así que nunca la sentí como hija, ni como nada, sólo como un estorbo. El día que cumplió 18 años, yo tenía 32 y parecíamos hermanas en lugar de madre e hija. Todos sus compañeros y alguna compañera de instituto soñaban con verme desnuda. Lo que pasa es que éramos y somos hermosas. Ambas pelo negro, largo hasta el culo. Piel aceitunada y ojos entre almendra y felinos. Ella sacó el color de ojos de su padre, o de mi familia materna, un verde claro como una ...
    ... playa caribeña. Yo, tenía los ojos cafés claro. Yo alta, ella bajita. Ambas con talla 36DD y culo caribeño, en pompa y firme.
    
    Siempre fui muy liberal y después que ella nació, seguí siéndolo. Ella veía entrar y salir mujeres diferentes de mi casa todas las semanas y a veces todos los días. En más de una ocasión discutimos porque no la había dejado dormir con los gemidos que soltaba la compañera de turno. Se declaró totalmente heterosexual y homófoba. Además de convertirse en evangélica, tipo falda a los tobillos, cero maquillaje y pudor nivel extremo. Ahora para discutir conmigo sí que no tenía problemas. Nos decíamos de todo menos bonita y eso le parecía bien. Tenía una boca, además de mamadora, muy sucia. Sé que era uno de sus talones de Aquiles, porque después de una discusión, casi siempre la escuchaba llorando y pidiendo perdón a su dios por el lenguaje horroroso que había usado, según sus mismas palabras. Carlota se había convertido en todo lo contrario a mí, una viciosa comecoños que era fanática de las relaciones D/S, relaciones incestuosas, sadismo, humillación y todo lo que se refiriera al sexo sucio con mujeres. Ella era religiosa, estudiosa, no fumaba, no bebía y yo dudaba mucho que hubiese tenido novio y muchísimo menos novia. Que fuera tan mojigata, me ponía mucho más burra todavía porque sabía que sería mucho más doloroso para ella convertirse en algo parecido a mí.
    
    Una mañana unos dos meses después de su cumpleaños, comenzamos a discutir porque era la quinta ...
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