1. Mi notebook y mi adicción al Chat


    Fecha: 09/01/2021, Categorías: Zoofilia Autor: Key-Q, Fuente: SexoSinTabues

    ... quedó muy agitado, el haber visto a mi amigo masturbándose y eyaculando me había dejado con muchas ganas. Y como él mismo me había dicho que mi perro tampoco le contaría a nadie, antes de entrar al baño, ahí mismo frente a esa puerta le di su última oportunidad a mi mascota. Me detuve y golpeé mis nalgas invitándolo a que me tomara por atrás, lo que claramente hizo y le ayudé a correr su agarre al momento que me iba arrodillando, para enseguida mantener tomadas sus manos mientras bajaba mis hombros hasta el piso arqueando mi espalda como cuando me estiré a tomar mi pantufla y su penetrada no se hizo esperar, encajándome su miembro muy profundo dejándome percibir una parte un poco más gruesa que al entrar quedó batiéndose ahí y a cada instante la percibía más grande, pese a que no le quedaba más pene que meterme seguía empujando desenfrenadamente hasta que sentí sus intensos y calientes chorros de semen entrando directamente en mi útero. A los pocos segundos me tenía extasiada y acabando junto con él, bueno y yo imaginándome que era mi amigo quien me poseía, mi orgasmo estaba genial y le solté sus manos a mi perro para frotarme el clítoris y pellizcarme los pezones, pero este animal se corrió para un costado girándose él y haciéndome notar que esa parte más gruesa de su pene era algo ovalada, pues ...
    ... expandió y rozó mis paredes vaginales cuando rotó los mismos 90 grados que mi perro, que estaba con una de sus patas por sobre la unión de nuestros sexos, pero pronto la pasó por sobre mi trasero y su pene se volteó completamente para atrás, haciendo palanca su nudo con la parte interior del hueso de mi pubis lo que se sentía fenomenal, esa especie de electricidad que recorría todo mi cuerpo en cada palpitar de su aparato me hizo descubrir mi punto G, el que no creí que existiera puesto que masturbándome jamás había dado con él. Pero mi perro daba tirones que a instantes se sentían muy incómodos, como que me iba a dar vuelta la vagina para afuera de tanto que se expandía esta, por lo que lo tomé de su cola jalándolo fuerte contra mí y así pude seguir gozando un poco más tranquila de su continua eyaculación. Y cuando esta comenzó a decaer en intensidad, lo solté para ir a frotarme mi clítoris tratando de mantener otro tantito más mi clímax, pero de un solo tirón desbocó mi vagina descorchándome cual botella de champaña dejando escurrir tras el paso de ese tapón de carne una cascada de semen que escurrió por entre mis muslos hasta el piso, dejándome yo caer a él también descubriendo lo extenuada que me había dejado ese inmenso orgasmo. Lo que sucedió después cuando le conté esto a mi amigo, da para otra historia. 
«1234»