1. Mi suegra y su increible cuerpazo


    Fecha: 04/12/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Melvyn, Fuente: CuentoRelatos

    Mi nombre es Melvin, tengo 27 años y soy de estatura promedia, mido una 1.75, piel oscura y no es por alardear, pero soy de muy buen parecer.
    
    Todo comenzó una noche que yo y unos colegas organizamos una fiesta para pedirle a mi esposa que se casara conmigo. Mi esposa es un poco más pequeña que yo, mide 1.55, es blanca, cabello castaño, piernas muy bien formadas y un trasero grandote, aunque no tiene mucho seno, lo que tiene le va muy bien con su cuerpo.
    
    Desde el principio de nuestro noviazgo siempre hemos sido muy calientes y cogemos casi todos los días, hasta había veces que cogíamos en la calle de la calentura que llevamos, pero mi esposa no es el centro de este relato sino la diosa de mi suegra, una mujer que hay que ver para creer. Mide 1.60, cabello largo, un cuerpo espectacular y para sus 45 años, no parece poseer tal cuerpo.
    
    Ella siempre se caracterizaba por ser muy recta y muy formal. Un día, como les contaba, en la noche que me decidí proponerle matrimonio a mi esposa, durante la fiesta mi suegro estaba en un punto muy pasado de trago y mi mujer me pidió que la ayudara a llevarlo a la casa y por supuesto que acepté. Al llegar a la casa, mi suegra me pidió que lo llevara hasta la recamara y vaya sorpresa, cuando dejo recostado a mi suegro encontré unas tanguitas diminutas en el piso de la habitación, que no pensé que en tan tremendo culo cupieran y me llené tanto de morbo que me las guardé en el bolsillo. Mi suegra entró a la habitación, me dio las gracias y ...
    ... desde ese momento me empecé a fijar como loco en ella. Salí, me despedí y me retiré a seguir en la fiesta junto a mi esposa.
    
    Desde ese incidente pasó como un mes y solo me imaginaba a mi suegra desnuda, solo con esa tanga puesta y sin brasier, haciéndome una famosa paja con sus tetas (que créanme son bastante grandes). Hasta que una noche suena el teléfono, era mi suegra, lo tomo y me dice:
    
    —Hola Melvin ¿cómo estás?
    
    —perfectamente bien y aun mejor escuchándola.
    
    —solo llamo para recordarte que quiero que me devuelvas mis tangas y si puedes traerlas mañana en la mañana que las estaré esperando, un beso yernito bye.
    
    Ya ustedes se pueden imaginar, me quedé sordo, mudo y asustadísimo, mi suegra se dio cuenta, pero unas nubes de pensamientos llegaron a mi cabeza, ¿por qué esperar un mes para decírmelo? ¿se lo habrá contado a mi mujer? y solo procedí a quedarme callado y esperar el amanecer.
    
    Al otro día, como de costumbre salgo para mi trabajo y paso por la casa de mis suegros, cuando toco el timbre abre la puerta mi suegra, llevaba puesto una falda un poco más alta de sus rodillas, el pelo suelto y una blusa que, hacia resaltar su par de tetas, me dice que pase y yo nervioso entro. Me comienza a platicar sobre la infidelidad y a lo que le contexto que me perdonara, pero es que ella me traía loco desde la primera vez que la vi y me llevé sus tangas para olerlas y masturbarme cada vez que podía pensando en ella.
    
    Ella, al notar mi sinceridad se sorprendió y me dio ...
«12»