1. El principio del fin 4 (una noche de tres)


    Fecha: 04/12/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Avariciasex, Fuente: CuentoRelatos

    ... máximo. Me miró, me beso y me dijo…
    
    - Sergio duérmete que hoy estoy muy cansada.
    
    Tuve que aguantarme las ganas follármela y me dormí.
    
    Al abrir los ojos por la mañana, Vi a Lidia sentada a mi lado totalmente desnuda, con sus dos manos en mi pene erecto, acariciándolo suavemente de arriba abajo. Me miró y me dijo…
    
    - No quería despertarte, pero estaba tan dura que era imposible no tocarla. Duérmete otra vez que ya te cuido yo.
    
    Yo cerré los ojos, y la dejé hacer. La culpa no era mía pensé, estos son los empalmes matutinos de toda la vida. Lidia se inclinó hacia delante y empezó a besar mi pene, sus besos esponjosos y húmedos, eran deliciosos. Sacó su lengua y empezó a llevarla de un lado para otro de mi polla. Cuando esta ya estaba lo más dura posible, se la metió toda en la boca. Yo no quería correrme, intentaba pensar en otra cosa, pero lo vivido esa última semana, acaparaban todos los pensamientos. Le levante la cabeza, y le pedí que me hiciera el amor, quería que me lo hiciera despacio para poder disfrutar el máximo tiempo posible. Ella se subió encima mío, y se introdujo toda mi verga en su vagina, se agarró el pelo y empezó a moverse arriba y abajo. Al subir los brazos para cogerse el pelo, dejaron sus pechos al descubierto, eran redondos y grandes, y no pude hacer otra cosa que cogerlos con ambas manos. Lidia gimió de placer y empezó a moverse más rápidamente, hasta que su cuerpo se estremeció de placer gritando…
    
    - ¡Me corro! ¡Cariño! ¡Me corro!
    
    Yo no ...
    ... pude aguantar más y también me corrí, por cada movimiento de esa mujer, un espasmo de placer se generaba en mi cuerpo, expulsando todo mi semen en su interior. Cuando terminó se dejó caer encima de mí. Yo notaba sus tetas en mi pecho, notaba su aliento en mi cuello, había sido otro gran polvo en aquellas magnificas vacaciones sexuales.
    
    Lidia se levantó y se arregló para ir a trabajar. Yo todavía tendido en la cama, la observaba con atención, era detallista al máximo. La ropa interior siempre impecable, su ropa siempre elegante, y su aspecto inmejorable. ¿Cómo alguien en su sano juicio, no se iba a enamorar de una mujer así? Entonces fue cuando lo supe, estaba enamorado de Lidia. Eso fue otro gran error que cometí, no debería haberme enamorado nunca.
    
    Salió por la puerta, y me quede solo con mis pensamientos, repasaba todo lo que me había pasado estos últimos días y no me lo podía creer, me había tocado la lotería. Y todo por cederle un asiento aquel día en el metro.
    
    Hoy quería volver a disfrutar del día, todavía tenía mucho dinero en el bolsillo y ganas de pasarlo bien. Me hice un tour turístico por la ciudad, y comí en un bar que más bien era una taberna, estaba cansado de tanta pijotada y me apetecía unos garbanzos de la abuela. Yo hasta hace diez días más o menos era un tío del montón, que prácticamente no llegaba a fin de mes con lo que cobraba en mi mísero trabajo. Ya sé que ahora parezco un dandi forrado, pero todavía no me he acostumbrado.
    
    Después de comer ...
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