1. Luisa, la profesora humillada


    Fecha: 25/11/2020, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Karlos, Fuente: CuentoRelatos

    ... chico.
    
    Necesitaba orinar y se lo dijo a Manolo. No lo había hecho desde media tarde. En la cena bebió bastante vino y champagne. Él le dijo que se meara en la cama, que le gustaría verla mear. Luisa sintió una gran vergüenza, intentó aguantarse, pero eran tan intensas las ganas, que finalmente cerró los ojos y fue haciendo pipi a cortos chorritos, con algo de escozor en la raja, por el estado de excitación que le impedía mear a gusto. El chico se quitó la camisa y se agachó cuando ella acabó su meada, comenzando a lamerle el chorreante coño. No le importó mojarse en la sábana inundada con la orina de Luisa, echado en la cama con la cabeza entre las piernas de ella. Le pasó la lengua por los pliegues de la vulva, se la metió por el agujero, le mordió el clítoris, la hizo gemir de placer y dolor. Luisa se dejó hacer, el chico sabía lo que hacía y la estaba llevando al orgasmo con sus hábiles lamidas y mordiscos. Con las manos, además, le estiraba los pezones salvajemente, cogiéndolos por encima del sujetador. Por temor a que la oyeran emitió apagados grititos cuando le llegó el orgasmo. Manolo se dio cuenta y la insultó: “Puta, te está gustando lo que te hago. Eres una perra salida” A ella no le importó ya que la ofendiera. Había asumido su inmolación sexual y sabía que no valía la pena intentar rechazarla.
    
    Entonces el chico le quitó el sujetador y la dejó totalmente desnuda. Él se quitó también los pantalones y se sacó la polla por encima de los calzoncillos. Se puso ...
    ... encima de ella y le ordenó que se la mamara. Se la metió en la boca y Luisa, a pesar de que sabía mal, a pipi y sudor, se esforzó en la tarea. Le lamió el glande y los huevos a conciencia. Luego le dio largas chupadas a la polla hasta que estuvo bien dura y crecida. Cuando Manolo notó que la tenía a punto, la sacó de la boca y la puso entre las tetas. El mismo se practicó una cubana con las abundantes ubres que tenía en las manos. No tardó en correrse y lo hizo en la boca de ella, que recibió una copiosa descarga de semen del chico en su garganta, teniendo que tragar parte del mismo.
    
    Manolo se echó después a su lado y encendió un cigarrillo. “Me gusta fumar después de una buena corrida”, le explicó a Luisa. Ella le pidió que la desatara, que ya le daba todo igual y no iba a resistirse más. El accedió, no sin antes hacerla prometer que haría lo que le ordenase sin replicar. La desató y Luisa le propuso cambiar las sábanas que estaban mojadas de pipi. Manolo le dijo que no, que así estaban bien. Que si no quería que estuvieran más mojadas que abriera la boca pues el que iba a mear ahora era él. Ella sintió asco ante la propuesta, pero no puso pegas. Aguantando las arcadas que le vinieron mientras recibía la orina del chico en su boca, se tragó toda la meada hasta la última gota. “Eres una tía increíble, un volcán sexual”, le comentó cuando ella empezó a lamerle el glande dejándolo limpio de pipi y semen.
    
    Tras descansar unos minutos, cerca de la medianoche, Manolo conectó la ...
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