1. Mamá y mi hermana son mis zorritas


    Fecha: 24/11/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... seguro. Por cierto también os follaría vuestros culos gorditos y sensuales y os rellenaría los intestinos con mi leche.
    
    —Nosotras sí que nos vemos desnudas, nos duchamos juntas y lamemos respectivamente nuestros chochitos metiéndonos en ellos nuestros dedos, la una a la otra, o un pene de látex que me regaló mi amiga Charo en un cumpleaños. Pero tú eres un hombre y querrías, como ya me lo acabas de confesar, meternos tu verga en nuestros chochitos y correrte dentro de nuestra vagina.
    
    —Eso es lo que pretendo y si no os puedo convertir en mis amantes, mejor será que me vaya muy lejos, pues necesito follar todos los días y ya soy mayorcito para pajearme como un mono. Piénsalo bien, mamá, y consúltalo con mi hermana, pues aquí no estoy muy a gusto y un día podría cometer una locura y violaros.
    
    Mamá se echó a llorar y poniéndose de rodillas ante mí, me suplicó que no las abandonara, pues sin mí nadie podría trabajar la tierra, cuidar los animales y ser el hombre de la casa. Además mi hermana tenía que abrir su salón y ella ejercer de madre, y ama de casa para nosotros dos.
    
    Enfadado por su negativa me fui a mi habitación y me dispuse a prepararme una maleta con mi ropa y mis cosas, ya que en esa casa no tendría paz ni sosiego, al ver unas mujeres tan preciosas y no poder disfrutar de sus encantos femeninos.
    
    Pasé un rato escuchando música y de repente oí la voz de mi madre, llamándome para la cena. Me calmé un poco y bajé las escaleras hasta la planta baja donde ...
    ... teníamos el comedor y la cocina.
    
    No vi ni a mi madre, ni a mi hermana y eso me sorprendió un poco. Me senté en la mesa, encendí el televisor y se apagó la luz quedando la casa a oscuras.
    
    Creí que se había ido la luz por culpa del transformador, como sucedía en otros veranos, pero vi luces de velas que se aproximaban y los pasos de dos mujeres con zapatos de tacón.
    
    Me volví y me quedé helado. Ante mi estaban mi madre, Lola, y mi hermana, Alba, completamente desnudas, con las piernas largas y esculturales cubiertas por medias negras y luciendo zapatos de tacón altísimos. Ellas portaban unos candelabros, con velas, cuyas luces temblorosas rasgaban las tinieblas de la noche, dando un encanto y exotismo indescriptible a sus anatomías femeninas.
    
    Fue mamá la que dejando el candelabro sobre la mesa, se acercó hasta mí y medio un beso en la boca, y fue tan dulce el ósculo incestuoso, que mientras me embriagaba juntando nuestras lenguas en una apasionada caricia prohibida para un hijo con su madre, sentí que las manos de mi hermana me quitaban el pantalón de pijama. No supe reaccionar, ya que pronto mi verga de 22 centímetros, erecta y gordísima se quedó al aire y primero unas manos femeninas, suaves, me la sujetaron con fuerza comenzando a masturbarme rítmicamente, y luego una boca húmeda y cálida se la fue tragando con cuidado hasta que casi todo mi tronco rectísimo estuvo adentro de su cavidad bucal.
    
    Mientras mamá y o nos besábamos, Alba, absorbía mi polla hasta el fondo ...