1. En casa de mi tía madurita


    Fecha: 10/11/2020, Categorías: Incesto Autor: Sleepkiss, Fuente: CuentoRelatos

    ... apuntando hacia arriba. Fue un momento interminable hasta que ella bajo la cara un poco sonrojada supongo por la sorpresa.
    
    A la hora de acostarnos esa noche escuchaba unos gemidos que provenían del cuarto de mi tía a lo que supuse que estaba llorando por algún motivo, al acercarme a su puerta y antes de tocar pude comprobar que eran gemidos pero de placer, mi tía se estaba masturbando, esa noche no pude dormir.
    
    Al día siguiente cada vez que veía a mi tía, de solo verla caminar se me paraba el pene. Luego de hacer las labores de ese día cenamos y luego de una hora mi tía me llamo desde su cuarto, entre y la vi sentada en su cama vestida solo con un calzón pequeño y con sujetador, le dije “disculpa no sabía que te estabas cambiando” e hice el ademán que salía, ella me dijo que me quedara ya que había notado que sus senos se estaban cayendo un poco y que quería cambiarse de sujetador, me dijo “sostenme los senos con tus manos que quiero cambiarme de sujetador y no quiero que queden colgando”.
    
    Me sentí en la gloria ya que sabía perfectamente que esa era la invitación que había estado esperando, se desabrocho el sostén y dejaron libres el par de tetas más deliciosas que he visto en mi vida, procedí a sostenerlas mientras ella hacia ...
    ... como que tomaba el otro sujetador que quería ponerse, dejándome sentir su calor en mis manos, instintivamente empecé a amasar suavemente sus tetas, sin retirarse me dijo “Que haces?” Le respondí “quiero besarlas tía”. “No quiero que las beses, quiero que me las chupes” me dijo mordiendo su labio inferior.
    
    Me sumergí en el pecho de mi tía echándonos ambos en su cama, su olor a hembra ya no me dejaba pensar, quien iba a pensar que mi tía era una mujer tan ardiente, se movía apretando mi cabeza contra ella y me decía, “dime que me quieres hacer, dime que le quieres hacer a tu tía”, le dije “tía quiero lamerte toda, quiero lamer tu concha y tu ojete”. Nos desvestimos en media de una lucha que libero mi pinga de su prisión y que ella tomo cuando pudo diciéndome “tírame tu leche en la cara” y bombeaba con todas sus fuerzas dándome la mamada más rica de mi vida, empecé a lamerla como había dicho tomándome sus jugos que salían de su chucha y lengüeteándole el ano. La puse boca abajo y empecé a metérsela por la concha magreándole las tetas y besándola en el cuello. Acabamos rendidos luego de largo rato y de ahí en adelante dormimos todos esos días inolvidables de vacaciones haciendo el amor y yo disfrutando de esa hembra espectacular que era mi tía. 
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