1. Toda la lechita en mi boca


    Fecha: 10/11/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos

    ... Sebi, y yo me hice una bolita en el suelo ante sus pies para mamarlo con todas mis fuerzas, para pegarme en la boca abierta con esa chota deliciosa, y para escupírsela con todo como él me lo pedía. Hasta que un chorro blanco de esperma empezó a sacudirle el cuerpo, estremecerle los músculos y pasar de la punta de su verga a mi boca, donde se acumuló y poco a poco fue abriéndose paso en mi garganta.
    
    ¡desde cuando la Karlita es tan petera loco!, decía mientras se subía el jean y volvía al escenario. Yo lo seguí detrás para ir a mi asiento, y ni me escuchó cuando le grité que tenía la bragueta abierta.
    
    El reci no se detuvo hasta el tema final. Uno de protesta que parece que a la gente le encanta, y entonces, un gran estruendo entre aplausos, gritos para que se toquen otra, silbidos, y un calor de pura satisfacción.
    
    Los chicos bajaron del escenario con sed, por lo que desarmaron al palo para que la otra banda se prepare, y tan rápido como lo supuse, los cuatro se guardaron adentro del camarín para fumar un faso y entrarle a las birras que trajeron en una hielera.
    
    Yo los seguí, y le pedí a Edu que me acompañe al colectivo a buscar plata para comprarme un pancho afuera.
    
    Sebi y Diego lo miraron con una complicidad que entendí a la perfección, y no tuvo drama en seguirme.
    
    Se reía por el tintineo de las cadenas que cuelgan de mi cuello, y se rió más cuando dije:
    
    ¡che, ya no tengo los labios pintados no? Creo que algo de rojo me queda, mirame ...
    ... tarado!
    
    Evidentemente los chicos le contaron de mi paso por sus miembros. Pero no me molestó.
    
    Cuando estábamos en la vereda salí corriendo para detenerme en una canchita de fútbol deshabitada, y él me alcanzó. Casi no había luz.
    
    Boludeamos un rato antes de prender un faso, le dimos dos pitadas cada uno y me subí la remera para apoyarle mis tetas en el pecho. No me acompleja que sean pequeñas, por más que mis pezones son como dos pasas de uvas, aunque ahora duritos por la calentura.
    
    En un impulso que me quemaba por dentro le bajé el pantalón y le dije:
    
    ¡ahora me vas a dar la leche como tus amigos!
    
    Sentí un fuego enarbolarse en la punta de mi lengua cuando olí su calzoncillo impregnado con el aroma de su sudor rockero, y me dispuse a apagarlo con una mamada rapidita, cortita pero efectiva. Le encantó que le muerda la pija, que lo pajee una vez que se la bañé con mi saliva, que le meta la lengua adentro del cuero para rozarle el glande y que le pegue en las pelotas.
    
    Su leche no se hizo esperar demasiado. El guacho me inundó la boca apenas me escuchó eructar luego de que me la dejara un ratito casi en la faz de mi garganta, y me gritó:
    
    ¡uuuuuf, tomá chancha de mierdaaa, abrí esa boquita que te la doy toda guachaaaa!
    
    Mientras su pija volvía a su estado original, que no es como para desmerecer, se la saboreé como a una rica salchicha con mostaza para dejársela limpita, y volvimos corriendo al teatrito.
    
    La banda pilarense saludaba al público, y entonces las primeras ...