1. La mamá de mi amigo es prostituta (2)


    Fecha: 23/10/2020, Categorías: Sexo con Maduras Autor: blackbird, Fuente: SexoSinTabues

    ... voltear la situación, sin embargo, no la halló. Aceptó mi oferta y me hiso prometer que cumpliría con mi palabra. Estaba alegre, lo había conseguido, así que le dije muchas cosas más para que no cambiara de opinión. Luego, noté a Olga un poco más tranquila y me hizo volver a prometer que no diría ninguna palabra. -Bueno, ¿Empezamos? – le pregunté. -¿Qué dices, ahora? – se sorprendió. –Mi hijo está en el segundo piso. -No haremos ruido y te prometo que será rápido, amor. Olga subió al segundo piso para ver a su menor hijo y en poco tiempo regresó. Me dijo que su hijo estaba viendo TV y, Olga, me llevó a una habitación del primer piso. La habitación era pequeña, pero tenía lo que más necesitaba; una cama. Ella cerró la puerta con seguro y caminó hasta el centro del cuarto. La abracé por atrás y le repartí besitos en su cuello. Subí ambas manos hasta sus deliciosos senos y acerqué mi cuerpo contra el suyo, ya que quería que Olga sintiera mi erección. Seguí masajeando esas enormes bolsas de carne y le dije que se desnudara. Ella obedeció. En pocos segundos estaba desnuda para mí, su cuerpo se veía tan rico como esa noche. Mi erección era tremenda, tanto que me incomodaba tenerla dentro del pantalón, así que también me desvestí. Olga se puso boca arriba en la cama con las piernas abiertas, lista para entregarse. Me subí en la cama con ella y me coloqué entre sus piernas, vaya que tenía una buena vista desde allí, podía apreciar sus tetas y su vagina. Escupí un par de veces en ...
    ... su cueva del placer, me puse el condón y coloqué mi pene en la entrada. Noté que ella estaba mirando hacia un lado y le dije que voltee su cabeza porque quería que ella viera cómo me la iba a cachar. Obedeció sin preámbulos e ingresé en ella. Estar dentro de esa mujer me da un placer diferente, sin duda. Me la tiraba en la pose del misionero, se lo hacía con muchas ganas. Le di muchos besos en su cuello y unos pocos en su cara, sin embargo, ella seguía seria sin poner resistencia. No me importaba, solo quería mi placer y menos me importaba el suyo. Sentí que estaba por terminar, así que me detuve y ajusté para no botar la leche. Logré contenerlo y dispuse a calmar mi respiración, quería gozar de ella todo lo que podía. Ya relajado y listo para continuar, llevé sus piernas hasta mis hombros, ¡vaya qué vista! Seguí cachándomela con esa pose, sus tetas rebotaban a causa de mis embestidas. Lo estaba pasando genial y por un extraño motivo esta mujer me causa mucho placer. -Vaya que rica que estas, amor. Tu marido debe de divertirse mucho contigo. – le dije mientras llevaba mis manos a sus senos. -Apúrate que mi hijo puede bajar. Cogí con un poco más de fuerza los senos de Olga y subí la intensidad de mis movimientos. El placer se me subió a la cabeza, le daba como si fuera la última vez que tendría sexo. Llegué a mi límite y solté toda mi leche, fue delicioso. Sin salir de la posición, tomé sus piernas y las besé una y otra vez hasta llegar a sus pies. -Eres estupenda. – le dije. ...