1. Loba ardiente (Parte II)


    Fecha: 17/10/2020, Categorías: Bisexuales Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... muy mojado, estaba más mojado que el mío. Al acariciar su clítoris, su boca se abrió y me metió la lengua dentro de mi boca. Se la chupé. Sus ojos estaban cerrados cuando sus brazos rodearon mi cuello. La besé largamente, mejor dicho, nos besamos largamente, ya que mi hermana me devolvía mis besos con otros besos apasionados. Su boca me supo a canela y me olió a hierbabuena.
    
    Le quité las bragas. Estaban para escurrir. Le hice con la lengua en el chocho lo mismo que me había hecho mi padre. Mi hermana, que era virgen como yo. Al rato, formaba un arco con su cuerpo, y me decía:
    
    -¡Te quiero, Clarita!
    
    Mi hermana sintió por primera vez el placer que se experimenta cuando una mujer tiene un orgasmo.
    
    Oí sus gemidos. Sentí sus temblores, sus sacudidas, y probé el néctar que traía su corrida. En ese momento me di cuenta que ya nunca sería la remilgada, la mea pilas, la cortadita de antes, en ese momento había nacido: Loba Ardiente.
    
    Al acabar, me dijo mi hermana:
    
    -Vamos ir al infierno.
    
    Le di un pico en los labios, y le respondí:
    
    -¿Por haber estado en el cielo nadie va al infierno, cariño?
    
    Nos acurrucamos una al lado de la otra, como dos palomitas, dos palomitas que aquel día empezaran a volar.
    
    Al día siguiente, domingo, Roberto y yo estábamos en el cine. Por primera vez acepté ir con él a la Fila de los Mancos, o sea, a la última fila. En el cine ponían: El último Cuplé.
    
    Tan pronto como se apagaron las luces, Roberto, que era un mocetón de 28 años, ...
    ... moreno y fuerte, empezó a tocarme las tetas. No lo reprendí, para eso fuera a esa fila. De las tetas metió una mano dentro de mis bragas y se encontró con mi coño mojado. No sabía cómo acariciarlo. Me metió un dedo dentro del coño. Sacó su polla. Me llevó una mano a ella y se la meneé. El acomodador, un cincuentón, estaba de pie, en el pasillo, a la altura de nuestra fila en la que éramos los únicos que se sentaban en aquella función de diez a doce. El acomodador era como los gatos, podía ver en la oscuridad. Estaba viendo lo que hacíamos. A mí me excitaba saber que me estaba viendo. Tanto me excitó que me puse de lado, bajé la cabeza y le chupé la polla a Roberto mirando para el acomodador. El hombre se arrimó a la pared, sacó la polla y mirándome se la meneó. Ya lo tenía donde quería. Saqué las bragas y me senté sobre la polla de mi novio, sin dejar de mirar al acomodador. Al entrar la cabeza de la polla en mi coño sentí como si me rompieran por dentro, pero llorosa y sin soltar un sólo quejido, la metí hasta el fondo. El acomodador se seguía pajeando. Roberto se corrió dentro de mí. Sin saberlo estábamos haciendo a nuestro Hijo Javier. La polla de Roberto se puso blanda, pero yo lo seguí follando hasta que se la puse dura de nuevo.
    
    Cantaba una canción Sara Montiel, una canción que no recuerdo ahora cual era. Miré parta la pantalla y la vista se me fue para sus grandes tetas. Imaginando que se las mamaba, me corrí. Solté un gemido de placer que oyeron todos y todas las que ...