1. Por la unión de la familia. (Versión revisada y ampliada)


    Fecha: 25/09/2020, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... Moraleja” o en Puerta de Hierro, a gusto de la amable lectora/el amable lector. Para entonces la relación conyugal de ambos progenitores no es que fuera mal, sino que no existía. Y es que comer el mismo plato cada día, “Aún a los azacanes empalaga”(2), como dice D. Francisco, el de Quevedo y Villegas, en uno de sus poemas; o aquello de que “Mujer que dura un mes, se vuelve plaga” que dice el autor en otro pasaje del mismo poema. Y claro, quien dice mujer, también puede decir hombre, no seamos machistas a estas alturas, que también las mujeres tienen su corazoncito; y sus “caprichitos”, si al caso viene.
    
    De manera que para tales entonces, tanto Emilio como la más que “buenorra” de Julia andaban por ahí, despendolados, a la caza y captura del ligue nuestro de cada día; o de cada mes, que las relaciones extramatrimoniales a corto-medio plazo tampoco eran tan extrañas en los dos; de manera que apenas si aparecían por casa ninguno de ellos, de tan ocupados que andaban. En fin, que si el barco del matrimonio tiempo ha que hacía agua, últimamente amenazaba, muy seriamente, con total y funesto naufragio.
    
    Y hasta ahí podían llegar las cosas, pensaba Carla. De manera que una tarde en que, para variar, estaban solos en casa ella y su hermano, se presentó en la habitación de éste. Alvarito estaba entonces haciendo que estudiaba. Así que cuando su hermana se coló de rondón en sus dominios, no es que la pusiera cara de pocos amigos, sino que la recibió a cara de perro, cosa por ...
    ... otra parte no demasiado inusual en él.
    
    Álvaro, Alvarito para la familia, vio la batalla perdida. Si su hermana se empeñaba en algo, mejor jorobarse y esperar que la cosa durara poco, pues de otra forma sólo se lograba alargar lo que, sin duda alguna, acabaría por pasar, pues a pesada y terca no había quien la ganara. Vamos, que aceptó, resignado, lo inevitable, con lo que con ademán casi somnoliento se giró hacia ella esperando que las ocurrencias de su hermana fueran cortas.
    
    Carla se sentó en la cama de su hermano, arrellanándose un tanto, y le espetó a bocajarro
    
    Alvarito se quedó de una pieza al escuchar a su hermana. Como alelado… Al fin salió del trance en que por instantes se sumió…
    
    Álvaro casi se abalanzó sobre su hermana cuando se fue hasta ella y, tomándola de un brazo, casi a empellones la echó de su habitación
    
    Porque anduvo lista, no le acertó en plena “cocota” el encendedor que le lanzó su hermano cuando casi abandonaba la habitación
    
    Y sí, Alvarito siguió el consejo de su hermana, y se pensó aquello del incesto progenitores-progenie. O mejor dicho, desde entonces empezó a mirar a su madre, las pocas veces que paraba en casa, como nunca antes la mirara: Con ojos no de hijo, sino de hombre.
    
    Y tuvo que admitir que lo que Carla le dijera era cierto; todo cierto: Su madre era un monumento de mujer, la mar de deseable, y que sus amigos se morían por ella. Entonces empezó a entender por qué sus amigos, a poco de estar en casa, y si su madre andaba por ...
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