1. Elle


    Fecha: 12/09/2020, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Profesor, Fuente: CuentoRelatos

    ... respondió que tenía dificultades para intimar con él. Esto tenía su origen en una situación desagradable de abuso sexual vivido en su tierna niñez. Lastimosamente, su frustración había desencadenado un bajo interés en la interacción sexual con los hombres creando cierta apatía hacia a la actividad sexual con el prójimo.
    
    Traté de ser lo más comprensivo posible y le mencioné, no sé si infructuosamente, algunas de las virtudes del sexo masculino. Ella se limitó a escucharme pasivamente. Le indiqué luego que se acostara y descansara ya que al día siguiente nos esperaba una ardua jornada de trabajo en el campamento. La mañana siguiente la sorprendió mejor de ánimo.
    
    Durante los crespúsculos solíamos caminar por la playa, contemplábamos las estrellas que se enmarañaban en inconmensurables telarañas. La mejor manera de hacer una introspección de nuestras vidas era mientras se observaban. Para ella había cosas que debían permanecer privadas, pero irónicamente cada día la conocía más: su difícil trabajo y las extenuantes horas laborales, las desveladas estudiando, las desventuras de su existencia, su desmedido amor por los animales y la asombrosa capacidad para amar y aceptar a los demás, pero al mismo tiempo para olvidarlos y sacarlos de su vida.
    
    Pasados dos meses, el final del voluntariado se acercaba y yo experimentaba una dualidad de sentimientos: Extrañaba mi tierra y mi rutina pero también me embargaba la tristeza y la desesperanza al saber que nunca más volvería a verla ...
    ... y nuestra relación se limitaría a la interacción en redes sociales, donde compartiríamos pensamientos y alguna foto.
    
    Aquel día llegó. La nostalgia de dejar mi trabajo temporal se alió perfectamente con la lluvia rebelde de aquella mañana en la Guajira. Decidimos partir juntos para el aeropuerto, ya que nuestros vuelos coincidían en horario mas no en destino; pues nunca supe cuál era la ciudad en que moraba. Su mirada denotaba desesperanza de una próxima oportunidad de encuentro.
    
    Antes de partir, recuerdo haberle pedido que nos hiciéramos amigos en nuestras redes sociales. Sin embargo, aunque parezca increíble, no había preguntado su nombre…o quizás no lo recuerde y lo haya olvidado, como con otra información superficial de su vida. Superando mis temores me arriesgué a indagarle disimuladamente:
    
    - ¿Y cómo te busco? ¿Cómo te llamas?
    
    - ¿Lo olvidaste? Ya te lo había dicho. Soy Yarith – contestó tímidamente mientras nos fundíamos en un abrazo fraterno. Comenzamos a alejarnos entre la multitud y fuimos desapareciendo como el humo que se eleva y se esparce en el cielo.
    
    No he vuelto a verla, ni a tener el placer de estrechar su mano. Cuando establecemos contacto en línea, compartimos imágenes de nuestra estadía en aquel lugar mágico donde coincidimos. Debo confesar que sus fotos las guardo con especial cariño porque evocan momentos inolvidables del voluntariado. Con ella he aprendido a ser más sensible y reflexivo, a admirar su belleza de manera distinta, a trascender ...