1. Todo queda en familia II


    Fecha: 03/08/2020, Categorías: Incesto Autor: shizu, Fuente: SexoSinTabues

    -Fue en el cumpleaños de tu padre, cuando andabas de viaje y, bueno, la noticia de que no podía tener hijos me devastó. No sé si fue por irá…solo, perdóname. Esas fueron sus palabras hace unos meses. Esas mismas palabras me daban vuelta en la cabeza a diario y ya se conmemoraría otro cumpleaños de mi padre, una celebración donde pensé que sería una humillación, donde todos sabrían que hizo mi mujer y me mirarían mientras murmullan como ella, como mi esposa folló con dos tipos. -¡HEEEEEEEY! Muchacho, Catalina, pasen, por favor pasen – Mi padre nos daba la bienvenida a su fiesta de cumpleaños mientras leía la etiqueta del vino que le había comprado- Un “Montes Purple Angel“ mmmm “Carmenere”; Digno hijo mio, te lo agradezco. Vamos, están casi todos en el salón -nos guio con su mano en dirección hacia un salón iluminado por soles artificiales que iluminaban la sonrisa cínica de todos los invitados. ¿Ellos sabían todo? Saludos cordiales, abrazos, risas espontáneas, familiares lejanos, cercanos y ella, mi hermana. Hermosa como siempre, reluciendo entre tanta gente, mostrando su curvilínea figura, su largo cuello, sus piernas perfectas, su elegancia al mirar, un cabello suelo el cual con ternura acariciaba por el costado derecho de su cabeza un hombro dejando expuesto el lado contrario dejando así a la vista un pendiente blanco que moría en el inicio de su delicado mentón. -Hola idiota -me saludó elevando su copa para luego ofrecerme una. Tan natural, tan ella en su hablar. No podía ...
    ... borrar lo que hicimos hace meses, la forma en que gemía, sudaba, el olor de su piel, el sabor de su boca, la presión de sus dedos, todo eso, pero sin frutos. -Hola imbécil- le correspondí el gesto recibiendo el ofrecimiento. -Veo que este año viniste -elevó su copa hasta sus labios rosados – te perdiste el anterior, y tan innovador que fue -bebe un poco y me mira con sus verdes. ¿Ella lo sabe? -Si, este año vine a celebrar con papá y su séquito de corbatas grises -era una forma que teníamos de tratar a todos los compañeros empresarios de papá – no me podía perder las historias sobre los hoteles para perros y viajes al sudoeste asiático para encontrar su espíritu animal -le sonreí. -Bueno, salud por papá y su pandilla de viejos que si pudieran se la mamarían ellos mismos -da un paso, se inclina a mi oído y con suave voz me susurra- esta podría ser una noche para intentarlo nuevamente. Me guiña el ojo y la veo alejarse mientras contonea sus caderas. La noche trascurría, la cena fue tranquila, llena de risas, charlas, historias sobre aventuras en países inhóspitos y su convivencia con “gente particularmente salvaje” en algunos casos (no eran más que criadores de ovejas que no hablaban inglés y un caso donde uno de esos criadores intentó apuñalar al más “aventurero” de ellos por creer que quería comprar a su hija), como van los negocios, bueno, típicas charlas vacías. Empezaron los brindis, discursos de felicitaciones, relatores de historias pasadas. No era lo mío -Voy al baño y ...
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