1. Me gustan los huevos


    Fecha: 22/07/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... pene del amigo de mi hermano, y éste me dijo que lo agarrara bien, no le fuera a hacer daño, que con la risa nerviosa y mi excitación, lo que hacía era como tocar una zambomba. Me sujetó mi mano y me guió cómo agarrar su pene, bajando el pellejo y apareciendo el capullo. Esa fue una sorpresa que no me esperaba, pues según iba haciendo eso, su pene empezó a crecer y a hincharse de modo que ese glande fue saliendo e hinchándose como un globo de color rojo. Ese pene ya estaba distinto, jeje, pues se estaba poniendo erecto, que yo no lo había visto así antes. Sería por la circunstancia, que vi que el pene de mi hermano también empezaba a apuntar hacia arriba, a ensancharse y a crecer. En un momento, ambos penes estaban anchos, largos, duros y tirantes. El amigo me indicó como agarrar su pene (o sea, yo no sabía, pero me indicaba como hacer una paja, no con este nombre), y yo estaba ahí subiendo mi mano y bajando por la piel de su pene. Al rato, quise hacer lo mismo con el pene de mi hermano, que también estaba tieso. También lo agarré, subí y bajé mi mano por su piel, y yo estaba bastante emocionada. Según pude comprobar, las caras de ellos no parecían de excitación (seguro que estaban excitados porque sus penes estaban tiesos) sino que ...
    ... estaban aguantando que les tocase con resignación. Al rato ya dijeron que estaba bien, que ya no más. Otro día más, pero hoy tenían prisa. Bueno…, yo me di por satisfecha porque había visto y tocado más de lo que esperaba. Y…, mientras que el amigo de mi hermano le veía menos (cosa lógica), a mi hermano le veía todos los días, y con él era más pesado a la hora de pellizcarle o tocarle el pene. Cuando me ponía muy pesada, él con hastío me permitía y se sacaba la polla flácida para que yo se la pusiera tiesa, cosa que hacía con los movimientos de manos que me habían enseñado. A partir de una 3ª o 4ª vez, fue la primera vez que estuve mucho tiempo con el pene de mi hermano y vi como escupía leche por la punta. Ese día supongo que mi hermano estaría más caliente y me permitió que él llegase hasta el final. Otro día, con su pene erecto cerca de mi cara, me golpeaba con el pene y yo intentaba darle algún mordisco, cosa que hice (pero suavemente). Era un juego que nos encantaba (sobre todo a él, supongo, jaja). Así que, entre mordiscos y besos, terminaba echando la leche encima de lo que tuviese delante. Y ya está. Según fui haciéndome más mayor, me fue dando más vergüenza hacer esas cosas hasta que dejé de hacerlo. Ahora solo lo recuerdo. 
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