1. Me gustan los huevos


    Fecha: 22/07/2020, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Este es un recuerdo de mi infancia. De cuando tenía de 10 a 12 años. Siempre me han gustado el sexo masculino, y sobre todo, los huevos, las pelotas, los testículos, en su bolsa peluda, bolsa suave, dulce al tacto. Cuando fue la primera vez que pude comprobar esa suave textura?. Hace más de 10 años, hace unos 15 años, cuando yo tenía unos 10. Era una niña pequeña, pero bastante pesada con mi hermano y sus amigos, y durante una época, me dio por pellizcarles sus partes, haciendo que ellos se encogieran para protegerse (tanto mi hermano como sus amigos). Mi hermano y sus amigos andaban por los 16 a 17 años, así que eran bastante mayores como para jugar conmigo, que encima era una niña que estaba sola en casa. Me aburría y jugaba con ellos a hacer cosquillas. Y, según crecía, me fue interesando o me fue atrayendo lo sexual, la diferencia entre chicos y chicas, qué cosa tenían los mayores entre las piernas, y esas cosas que pensábamos, más o menos. La curiosidad sexual me hizo espiar a mi hermano y a un amigo suyo cuando me di cuenta que se cambiaban de ropa tras salir de la piscina de casa de ese amigo. Una vez me escondí cuando pude adivinar que iban a cambiarse de ropa. Salían de la piscina de la urbanización y se encaminaban a un sótano donde allí se cambiarían. Yo me había adelantado y me había escondido en aquel sótano: lo vi a unos 5 metros de distancia. Se quitaban el bañador y les colgaba lo que yo estaba buscando: unos buenos penes colgando y unos buenos testículos que ...
    ... me llamaron mucho la atención, y todo rodeado de unos matojos de pelo que atraían mi mirada. No tardaban mucho en cambiarse y ponerse algo de ropa encima. Durante varias sesiones de piscina en otros días, yo hacía lo mismo: me adelantaba al sótano y me escondía detrás de un mueble a ver como se cambiaban y como colgaban sus sexos entre sus piernas. En otras ocasiones, yo seguía pinchándoles, jugando, pellizcándoles su entrepierna, entre risas e insultos de ellos que me llamaban pesada, plasta, plomo. Y, un día les quise pegar un susto cuando se cambiasen de ropa en el sótano: quería acercarme más a ellos cuando estuvieran desnudos, pero, claro, me tenía que descubrir de mi escondite. Y así pasó: me volví a adelantar al sótano, y cuando ellos estaban desnudos hablando, salí de un salto: “OS PILLÉ”. Les pegué un buen susto, jaja. Y me acerqué a ellos a pellizcarles sus partes, y ahora sin la protección de ningún pantalón ni ropa interior. Le agarré el pene al amigo de mi hermano, que con cara de asombro preguntaba a mi hermano que qué hacía yo ahí agarrando su polla. Pusieron cara de póker y se reían. Fue cuando con mis manos agarré los huevos de ese chico, esas bolas envueltas en esa bolsa peluda, blandita y suave. Me encantó. Yo, riéndome, cambié mis manos del sexo del amigo al sexo de mi hermano, le agarré los huevos también, y él, con cara de cansancio y resignación, también se dejó hacer. En vez de encogerse e irse, esa vez me dejaron tocar sus partes. Volví a agarrar el ...
«12»