1. Noche de fiesta con el camarero


    Fecha: 06/07/2020, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Una noche estaba sola y aburrida en casa, sin nada que hacer. Me sentía un poco traviesa así que se me ocurrió un plan. Abrí mi armario y busqué la ropa más apretada y corta que tuviese. Cogí un crop top blanco con mucho escote que me puse sin sujetador y un short vaquero con el que se me veía medio culo. Esa noche me sentía muy zorra y quería que me tratasen como tal. Iba a ir a una discoteca sola y a arrimarme a todo el que pillase hasta que alguien me llevase a su cama. Era invierno, así que encima de la ropa me puse una gabardina, que también me ayudó a pasar desapercibida por la zona por la que vivía hasta llegar al coche. Me dirigí a un club que estaba al otro lado de la ciudad, donde no encontraría muchos conocidos. Una vez llegué, aparqué, dejé la gabardina en el coche y entré. Dentro hacía mucho calor, pero yo tenía los pezones duros a causa del frío de la calle. Era uno de los motivos por los que había elegido ese top. Era perfecto para no pasar desapercibida. Fui a la barra a pedir una copa y empecé a contonearme haciendo que mis curvas se movieran e incluso que mis tetas botaran en las canciones más movidas. Uno de los camareros se dio cuenta de cuáles eran mis intenciones esa noche y en un momento de despiste de sus compañeros, salió de la barra y se acercó a bailar conmigo. Se puso detrás de mí, acercándose cada vez más hasta el momento en el que sentí su paquete en mi culo. Me di la vuelta y continuamos bailando. Se acercó a mí y me susurró al oído lo preciosa ...
    ... que era y que si me gustaría pasar un buen rato. Lo miré de arriba a abajo y me di cuenta de lo buenísimo que estaba y de lo cachonda que me ponía, por lo que acepté el plan. Me cogió de la mano y me llevó a una sala que tenía la puerta cerrada con llave. Al abrirla me di cuenta de que era una especie de almacen donde tenían decorados de fiestas que habían celebrado anteriormente. Yo pensaba que su plan era quedarse en ese sitio, pero no fue así, ya que se acercó a otra puerta, la abrió y me invitó a pasar de nuevo. Esa puerta conducía a una habitación.
    
    Era un reservado para que los empleados y los clientes más fieles pudiesen pasar un buen rato con sus ligues. Había una estantería llena de paquetes de condones de todo tipo. En otra estantería había una selección de todo tipo de lubricantes, geles y aceites de masajes. Había también un minibar hasta arriba de bebidas. Y por supuesto había una cama, un sofá y diferentes puentos más donde poder follar. Me sorprendió ver lo preparado que estaba todo, pero la sorpresa fue grata, ya que había encontrado diez veces más de lo que iba buscando esa noche. Se quitó la camisa y dejó al aire unos fornidos brazos tatuados y unos abdominales muy marcados. Se notaba que el chico le daba feurte al gimnasio. Se acercó a mí y me comenzó a besar. Iba al grano, así que se apresuró en quitarme el top, dejando mis pechos al aire. Me llevó a la cama y me tumbó. Allí me quitó el short y las bragas de encaje Estaba totalmente desnuda sobre la cama ...
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