1. Aprendiendo del maestro


    Fecha: 02/07/2020, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Hunter, Fuente: CuentoRelatos

    Viajo constantemente a mi apartamento en la ciudad. De pura casualidad iba saliendo de un campo, cuando veo en la parada de autobús a Antonio, el sobrino de uno de mis trabajadores. Antonio es un chico delgado, fibroso, de 65 Kg y espigado. Su cuerpo está definido y su piel oscura y tostada. Ese día cargaba un jeans pegadito, una franelita negra pegada y unas botas de trabajador rural muy toscas. Apenas lo vi me ofrecí darle llevarlo hasta la siguiente parada de bus, pensando que no iba a ir lejos. Todo lo contrario, iba para la ciudad de Panamá.
    
    Se subió al carro y le dije que se pusiera cómodo. Comencé a conversar y me dijo que venía de vacaciones unos días donde su tía. Mientras hablaba veía sus dientes brillantes, grandes y su boquita sexy y carnosa. Tenía un corte moderno, al rape de un lado y un copete en el otro. Sus muslos se veían tensos bajo el jeans y se le marcaba un paquete delicioso. Más que nada me fijé en sus manos: uñas recortadas, dedos toscos y bien cuidados, largos y finos.
    
    Nos detuvimos a comer en un KFC y cuando lo vi caminando, ondulando esas nalguitas musculosas, ya estaba maquinando como comérmelo. Todo el viaje estuvo lleno de comentarios de doble sentido y al final creo que entendió cuál era el asunto. Me comentó que quería saber "cómo se siente" pero le daba miedo. Le pregunté si se atrevería a pasar una noche conmigo y llamó a su tía para asegurarle que se quedaría en un lugar de la ciudad y que iría al día siguiente. Yo me sentía mareado ...
    ... pensando en lo que me iba a comer esa noche.
    
    Llegamos a la ciudad, a mi apartamento. Encendí los aires de la sala, la habitación y abrí unas cervecitas. Cada uno se bañó y se puso cómodo. Cuando salió del baño cargaba un calzoncillito apretadito, wao que paquete se le marcaba. Como se veían esos muslos sin vellos. Nos fumamos un porrito y puse una porno. La pinga se le paró de inmediato. Nos acostamos en la alfombra frente a la TV y comenzamos a arropar. Lo comencé a mordisquear por la espalda y él solo se arqueaba y se dejaba tocar. Lentamente me agarró la verga y los huevos y me los sobaba con curiosidad. Mi piel blanca contrastaba con lo oscura de la suya. Este chico estaba totalmente lampiño, se había incluso depilado los pocos pelitos de su reata. Rico. Se dejaba llevar y yo soy muy buen maestro.
    
    Lo acosté bocabajo y comencé a mordisquear su nuca, bajando por su espalda mientras lamía y tocaba todo su cuerpo. Cuando llegué a sus nalgas las abrí y metí la cara completa en ese culito arrugado, oscuro, sin vellos. Casi se desmaya. Se quedó quieto como si le hubiera metido un hierro en el culo. Mi lengua hurgaba cada esquina mientras con mis manos amasaba esos globos musculosos. Le pedí que levantara sus nalgas para poder lamerlo mejor y se comenzó a menear suavecito.
    
    "culo rico, menéate que se nota que te gusta" "ábrete con las dos manos para que mi lengua te babee mejor". "abúsate que ahora te voy a poner a gozar". Saqué mi botellita de lubricante (del caro) y me di ...
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