1. Desde el principio, inolvidable


    Fecha: 03/10/2017, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Fabi, si no vas te arrepentirás por el resto de tu vida – dice Cristina, mi amiga
    
    -Además, ¿qué puedes perder?, quizá un poco de tiempo y nada más, porque la virginidad no creo que la vayas a perder de nuevo- sonrie maliciosamente.
    
    -Viene llegando de España donde vivió muchos años, es alto, culto y atractivo, si no estuviera casada y con hijos, ni loca te lo presento, antes me lo como yo enterito, eso no lo dudes- me dice muerta de la risa.
    
    -Vamos, anímate – insiste Cristina, mi colega y amiga, con quien trabajo hace años en la clínica.
    
    - Unas copas, una buena comida y si no te agrada, sencillamente te marchas y aquí no ha pasado nada-
    
    -Eso sí, mañana me lo tienes que contar todo, todo, ese es el trato-
    
    Estaba tan nerviosa que me temblaban las piernas.
    
    ¿Cómo podía haber aceptado una cita a ciegas?
    
    -Realmente estoy medio loca o más bien loca de remate- me recrimino
    
    Cristina había insistido que él era la horma de mi zapato y que sin duda jamás volvería a ser la misma cuando lo conociera.
    
    -Aunque a veces es medio frío y distante, quizá hasta un poco extraño, diría yo, no deja de ser un hombre interesante, seductor y encantador, te vas a entretener, te hace falta un poco de diversión amiga, anda y hazme caso, no te arrepentirás- había reiterado e insistido mi amiga.
    
    Renovada por el agua de una larga y relajante ducha, fui probando diferentes estilos de ropa para la ocasión, opté por ponerme vestido, un vestido discreto pero con estilo.
    
    Los ...
    ... vestidos me hacen sentir atractiva, marcan la figura haciendo que mi trasero luzca muy sexy y zapatos de tacón lo bastante cómodos por si tuviese que salir arrancando.
    
    Maquillé discretamente mis ojos, dándole mayor protagonismo a los labios con el rojo que merecían, pequeños pendientes pegados al lóbulo de la oreja, una chaqueta ligera a tono y un bolso minúsculo donde solo cabía el celular, documentos, llaves y un paquete de pañuelos desechables.
    
    Tomé las llaves del auto y partí nerviosa a la aventura esperando de la mejor manera que la vida me sorprendiera.
    
    Bajé en el ascensor, aun dudando si hacía lo correcto, y en sus espejos retoqué los últimos detalles, ajusto los tirantes del vestido y refuerzo el toque de labial.
    
    El tráfico era brutal, estaba más intenso que otros días, ya iba con 20 minutos de retraso, pero contaba con que no fuera muy puntual como buenos chilenos que somos.
    
    ¡Error!
    
    Tal y como habíamos acordado días antes, me esperaba sentado bebiendo una copa en la barra del restaurante. Su rostro era serio pero con una mirada profunda y cautivadora.
    
    No sé cómo conseguí mantener el equilibrio y no caerme al tenerlo delante de mí, era una imagen muy interesante, demasiado interesante.
    
    Se levantó y su delgada pero bien formada figura me deslumbró, era unos cuantos años mayor que yo, de barba entrecana y con una sonrisa inolvidable.
    
    Mientras me besaba las mejillas me susurró:
    
    -Llega usted tarde, su tiempo es tan importante como el mío, no lo ...
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