1. Con Miguel y Anabel


    Fecha: 18/06/2020, Categorías: Incesto Autor: Euge, Fuente: CuentoRelatos

    ... embestidas.
    
    Su clítoris, erecto, asomaba entre sus labios, colorado y deseando ser chupado, cosa que decidí hacer.
    
    Me eché atrás de rodillas y bajé mi cabeza metiéndola entre sus piernas.
    
    Saqué la lengua y la pasé lenta y minuciosamente por cada rincón de la entrepierna de Anabel, saboreé sus jugos y la penetré con mi lengua.
    
    Ella se estremeció, gemía fuertemente y movía en forma constante sus piernas. Miraba cómo la chupaba y excitada se masajeaba sus tetas y pellizcaba sus pezones.
    
    Al rato me separé del sexo de Anabel y miré mi verga que estaba presta a introducirse en esa concha ardiente y bañarla por dentro con mi carga de espeso almíbar amargo.
    
    Me acerqué a ella de rodillas y quiso tomar mi pija entre sus manos pero no la dejé por miedo a acabar afuera.
    
    Se la coloqué en la entrada de su cuevita y la penetré de un golpe. Ella se sacudió al sentir como aquel ariete le entraba de sopetón y como se le hundía en lo más hondo.
    
    El meneo entre los dos empezó muy pronto y rápidamente adquirimos una velocidad frenética.
    
    Anabel, excitadísima, me clavaba las uñas en el culo mientras me ayudaba a empujar mi pija en su interior.
    
    Estábamos por acabar los dos antes de lo deseado.
    
    Levantó más sus piernas anunciándome su inminente orgasmo, mientras yo le introducía mi verga pletórica de sangre, la que se estrellaba una y otra vez en la sensibilizada concha.
    
    Era tal la calentura que lo hacía con inusitada violencia y ella estaba en el remolino de ...
    ... un placer desmesurado.
    
    De pronto, clavó sus uñas en mi espalda, lo que me produjo dolor y placer al mismo tiempo, me apretó el culo con sus pies, curvó la espalda, irguió sus tetas y doblando su cabeza hacía atrás emitió un chillido que rápidamente se convirtió en gemido, alargándolo durante todo el eterno tiempo que duró su orgasmo.
    
    Yo seguía moviéndome para que ella se enloqueciera aún más con aquel final esplendoroso para el fantástico polvo que había empezado hacía ya unos cuantos minutos.
    
    Tuve que hacer un enorme esfuerzo para no acabar en el momento en que la concha de Anabel se contraía y se dilataba como ordeñándome la verga.
    
    Un ruido casi musical salía del interior de ella con cada fricción lenta y profunda por los jugos que resbalaban hacia el exterior.
    
    No pude aguantarme más y acabé furiosamente.
    
    Fue una de las cogidas más maravillosas que tuve últimamente y pienso, sin temor a equivocarme, que se debió a las ganas que le tenía a esta deliciosa mujer.
    
    Después de un rato se me volvió a parar y le acerqué mi pija a sus labios y desencajado por la calentura que me embargaba en ese momento se la introduje y empecé a moverme.
    
    Tomé su cabeza con mis manos, la sostuve firmemente y me puse a cogerla por la boca.
    
    Esa idea me excitaba sobremanera. Anabel tenía unos labios especiales, carnosos y ello me ponía a mil por hora.
    
    Ella no se opuso y facilitó el acceso cada vez más profundamente distendiendo los músculos de la mandíbula lo más que ...