1. Novio en estado de coma -2


    Fecha: 28/03/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: angel18, Fuente: CuentoRelatos

    ... que se encuentra la paciente… Además, como ya dije antes, el otro paciente no tiene demasiadas esperanzas, jeje”
    
    Alcancé a notar un suspiro de alivio en Liz.
    
    “A ver, putita – continúa él – quiero verla mover el culito, como hacen las perras en celo cuando hay un perro cerca”
    
    No puedo describir el asco que siento. De no ser porque no tengo nada en el estómago estoy seguro de que vomitaría de rabia y desagrado ante lo que estoy oyendo.
    
    “¿Así, doctor?” – dice ella, con un tono que busca sonar ingenuo y a la vez terriblemente perverso.
    
    “Hmmmm…. sí, paciente… me gusta mucho cómo lo hace… siga así, siga así”
    
    Mientras continúa degradándola verbalmente, puedo escuchar cómo él se va apeando a la cama; se oye el sonido de las palmas de sus manos posiblemente aferrándola a ella por la cadera; la cama cruje nuevamente… él está comenzando a montarla. Un “ooh” ahogado, surgido de labios de Liz, marca el inicio de la penetración. Y una vez más siento que una daga me estuviera lacerando por dentro, regodeándose en mis vísceras… La cama cruje pero ahora rítmicamente… y a un ritmo cada vez más acelerado. Los jadeos de él pueblan la habitación junto con los gemidos de Liz… El hijo de puta se la está montando… y todo eso está ocurriendo al lado de la cama en la que yazco… y en la misma pieza…
    
    El ritmo se incrementa… los jadeos y gemidos también…
    
    “Hmmmm… así, así, así… – dice él – así, puta, mové el culo que yo te la pongo bien puesta”
    
    Ella, por supuesto, no ...
    ... reacciona… o, más que probablemente, reacciona positivamente a los deseos de él… Puedo imaginar la escena, puedo verla… Finalmente llega el grito de él, prolongado, sostenido… y el de ella, coronado su orgasmo en un tono sobreagudo que, a decir verdad, no le conocí en ninguna de las oportunidades en que tuvimos sexo. Por más que me duela, él la está haciendo disfrutar mucho más de lo que yo pueda haberlo hecho alguna vez… Y él la está disfrutando a ella también…, a mi prometida, a quien se iba a casar conmigo apenas unos días después del fatal momento en que me tocara estrellarme en el auto… Quiero despertar… quiero cortar estas ataduras invisibles que me mantienen atado a la cama…
    
    “¿Lo disfrutaste o me equivoco?” – pregunta él con tono de sorna y sabedor, por supuesto, de la segura respuesta.
    
    A ella le cuesta recuperar el aliento… Cuando finalmente habla, la voz le sale algo ahogada, lo cual me da la imagen de que permanece aún en cuatro patas y con el rostro ladeado y prácticamente estrujado contra la cama.
    
    “Nunca nadie me cogió así en mi vida… – dice -. Nadie…”
    
    No dejo de maldecir a quien sea que, desde el más allá, arbitró las cosas de tal modo de permitirme escuchar… Hubiera sido infinitamente más clemente no dejarme hacerlo y que las cosas simplemente discurrieran… O bien dejarme morir… Sí, eso hubiera sido más justo todavía…
    
    Durante un rato más no se escucha crujir la cama; están seguramente arrebujados uno contra el otro.
    
    “Sos hermoso” – dice ella.
    
    “Vos ...