1. Mi hija está dormida


    Fecha: 26/03/2020, Categorías: Incesto Autor: Pechoabierto, Fuente: CuentoRelatos

    ... me aventuré a bajar. Encontré a Romina dormida sobre la mesa, y la tele prendida. Había comido tres porciones de tarta, ni siquiera había probado el budín. Decidí hacer una prueba y tantear la situación.
    
    —Romina... Romina, hija, despertate...
    
    Nada.
    
    — Romina, ¿estás bien? —le preguntaba mientras la zarandeaba un poco— Romina, despertate, Romina, hija... ¡ROMINA!
    
    Nada. Le tomé el pulso. Estaba bien, simplemente dormía profundamente. La cargué en mis brazos y la llevé a su habitación. La deposité sobre la cama y me senté a su lado. La contemplé en silencio. Vestía un top beige y una pollera azul muy corta. Pude espiar una ropa interior de algodón blanca.
    
    Al fin me incliné sobre ella y levanté el top. Un corpiño blanco con florcitas rosas y amarillas ocultaba sus pechos, no muy grandes, pero sí muy firmes. Deslicé mis dedos por debajo del corpiño y acariciando sus suaves pechos lo levanté y lo corrí. Allí estaban las tetas de mi hija. Eran hermosas. Las toqué suavemente, eran los pezones más suaves que pudiera imaginar. Luego le subí la pollera, y rápidamente le bajé la bombacha. Lo que encontré no lo esperaba, ¡Mi hija tenía el conejo depilado! Solo un pequeño mechón negro se asomaba por encima de su raja.
    
    La desvestí por completo. Contemplé su cuerpo completamente desnudo, su bello cuerpo. Y entonces hice algo que no estaba en mis planes originales, pero que en ese momento se me presentó irresistible: separé sus piernas y hundí mi lengua en su coñito ¡Que ...
    ... delicioso es el sabor de un coño joven! ¡Que fabuloso aroma a juventud! Lo lamí desesperado, lamí su clítoris, chupé todo lo que había en mi camino. De a ratos alternaba con sus pechos, y luego volvía a lamerle el coño, no podía dejar de tocarla, manosearla, hurgarla. La puse boca abajo y separé sus nalgas, y apoyé mi lengua sobre la pequeña cavidad anal de mi hija, dándole un beso que jamás olvidaré...
    
    En ese momento, como imaginarán, mi polla estaba a punto de reventar. Me desvestí por completo y me recosté sobre ella, previo volver a acomodarla boca arriba. Apoyé la punta de mi polla en su coño, y lentamente, centímetro a centímetro, la penetré. Realmente me dolía la polla de tan prieto que estaba su coñito. Me moví un poco, primero suavemente, y luego cada vez más fuerte, hasta inundarle la vagina de semen en menos de un minuto.
    
    La excitación era tanta, tanta, que no podía contenerme por más tiempo. Luego retiré mi polla, y me encontré con una sorpresa que jamás hubiera esperado: un pequeño hilo de sangre que pendía entre la punta de mi pene y la raja de mi hija. La había desvirgado. Jamás hubiera pensado que era virgen, una jovencita tan atractiva y que había tenido algunos noviecitos... Me levanté, fui al baño en busca de papel, y me sequé y la sequé también a mi hija. Volví a vestirla y la dejé sobre la cama, pensando que al día siguiente simplemente le diría que la encontré dormida y la dejé en su habitación.
    
    Volví a mi cuarto y me masturbé, excitado simplemente ...