Alejandra y Elsa. Dos. - Relatos Eróticos

Alejandra y Elsa. Dos.

Con un largo rabillo negro que dibujaba sus ojos y una sombra de ojos de un descarado azul grisáceo, me miraba fijamente.- Acércame mejor la botella de cava y dos cigarrillos, antes de empezar vamos a relajarnos un poco.- Buena idea.Al acercarme a la bañera con los cigarrillos y dos copas de cava, vi que Elsa tenía una polla de tamaño mediano que sobresalía un poco del agua y estaba un poco empalmada. Me senté junto a la bañera, encendí un cigarrillo para Elsa, quien lo cogió y lo puso delicadamente en sus labios rojos. Encendí otro para mi, brindamos y probamos el cava.- Esto me excita mucho, Alejandra. Tócame un poco para que termine de empalmarme.Acerqué mi mano sumergiéndola para tocar con suavidad sus huevos. Su pene creció considerablemente, hasta unos 15 cm., y adquirió una dureza increíble. El mío se había puesto igual. Terminamos nuestros cigarrillos y el cava, y ayudé a Elsa a salir de la bañera. La sequé delicadamente y puse crema hidratante en todo su cuerpo, acariciándola mientras gemía como una niña.- Elsa, primero te voy a vestir. Cuando estés lista te ocuparás de mi.- Vale, mi amor.Elsa traía una pequeña maleta con algunos enseres. Usé casi todo. Unas medias de rejilla, con sus ligueros, braguitas de encaje y un corset muy ceñido. También traía una boa de plumas blancas y un traje de chaqueta muy ceñido, todo de color blanco nupcial. El conjunto se completaba con unas sandalias blancas abiertas de diez centímetros de tacón, sin plataforma. Como complementos, ...

... le puse un collar y unos pendientes de diamantes falsos, y varios anillos y pulseras. Mi novia estaba radiante. Ahora me tocaba a mi.- Me siento increíble, Alejandra. No puedo dejar de mirarme al espejo, cielo. Si no te importa voy a sacarme la polla de las braguitas, casi no caben, jijiji.- Claro, cariño. Sácatela y ahora te encargas de mi.Elsa me maquilló como una diosa. Sombra de ojos marrón oscuro, colorete y unos labios color rojo oscuro que daban ganas de besar. Me puse mis uñas postizas, que Elsa pintó de rojo oscuro, y también (aunque no se fueran a ver por mis tacones) pintó las de mis pies. Usé el mismo atuendo de la noche anterior, y cuando nos vimos las dos en el espejo no pudimos evitar tocarnos y besarnos con dulzura. Los besos eran delicados, para no estropear nuestro maquillaje. Las puntitas de nuestras lenguas se tocaban, y nuestros labios se rozaban mientras nuestros penes se frotaban ligeramente, muy lubricados gracias a nuestra mutua excitación.- Vamos a fumar un cigarrillo, Alejandra. He traído una cámara para poder grabarnos si quieres. Me encantaría tener un video para recordar estos momentos.- Claro que sí, Elsa. A mi también me encantaría. Estoy excitadísima, mi amor.Elsa sacó una pequeña cámara con trípode de su maleta y la puso encima de la mesa, orientada hacia nosotras. A los pies de la cama, allí estábamos. Las amantes lesbianas. Alejandra y Elsa. Elsa y Alejandra. Tocándonos, besándonos, susurrándonos, masturbándonos. Era como estar en el cielo. ...