1. Como me volví una zorra − Parte 3


    Fecha: 03/03/2020, Categorías: Confesiones Autor: bauman18amy, Fuente: CuentoRelatos

    ... separándonos.
    
    Pasó una semana de eso, hasta que volví a estar con alguien más. Un amigo de David, que me había presentado hacía tiempo, Botero. Lo había visto muchas veces, pero por algún motivo nunca me había atrevido a hablarle, se veía como uno de esos tipos imposibles de tocar. Y tenía una pinta del cielo.
    
    Llevábamos tiempo hablando de vernos y salir a bailar, y lo hicimos. Fuimos a una discoteca y bailamos casi tres horas sin parar. Obviamente, como buena zorra, me pegué todo el tiempo a él, le restregué el culo y lo toqué incluso. Pero nada parecía funcionar, sólo se reía y seguía bailando. En algún momento me dijo que iba por otro trago y me dejó sola en la pista. Bailé sola en la espera, sin importar las miradas obscenas de los caballeros presentes y las malas miradas de sus acompañantes. Seguí hasta que, de un momento a otro tuviera una mano en el culo apretándome las nalgas con fuerza. Me detuve en seco y di la vuelta preparada para golpear. Aunque no tuve tiempo porque unos labios me encontraron la cara. Botero estaba besándome sin reparos. Sus manos viajaban por todo mi torso y volvían siempre a mi culo como si fuera el centro de gravedad. No me pudo importar menos que me tocara frente a todo el mundo.
    
    Nos detuvimos para respirar y ambos sonreímos. Me tomó de la mano y me llevó al baño de hombres, estaba vacío. No tuve tiempo de cerrar la puerta cuando ya me estaba desvistiendo. Sin duda alguna quería sexo y rápido. Pero yo también quería y no tenía ...
    ... problema con dárselo.
    
    Me bajé el vestido, la tanga, me levantó y sentó sobre el lavabo para empezar a meter y sacar. Una y otra vez, gruñía en el proceso y eso me encantaba. No pude contenerme y grité varias veces su nombre (Juanda) gemí más de lo que puedo recordar. Me alzó y me dio la vuelta, poniéndome con la cara al espejo y me abrió las piernas, estábamos así cuando un tipo entró al baño. Odié profundamente no haber cerrado con seguro. Casi me dio un infarto, pero Botero parecía no haberlo visto. El tipo se quedó mirando unos segundos y encontró mi mirada en el espejo (yo no podía ni siquiera mirarlo mal o con pena, el placer era demasiado como para ocultarlo) y me sonrió.
    
    -Qué ganas de esas tetas, bebé. -dijo con un tono inundado de alcohol.
    
    No fui capaz de articular una respuesta, cerré los ojos e hice como si no estuviera allí. Seguimos hasta que ambos nos vinimos y al volver a abrirlos el hombre ya no estaba.
    
    Me senté nuevamente en el lavabo escuchando a Botero suspirar más de una vez, dejando la leche salir. Me agaché un poco y le lamí la punta donde tenía el producto sobrante, el resto estaba en el piso. Lo miré y me sonrió.
    
    -Estas muy buena, May. Y me encantas. -dijo- Deberíamos tirar más seguido.
    
    -Pienso lo mismo. -respondí. Y como tenía de costumbre, me puse la mano en la vagina, acariciando suave. Siempre lo hacía luego de que me hicieran una mamada, ya era natural. Para él fue un signo de excitación y su mano viajó directo, a su ahora, dura verga. ...