1. Calentura a los 18 primos o no se van


    Fecha: 18/02/2020, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    Luis era una masa de músculos, verlo entre mis piernas tragándose mi verga era algo que realmente me causaba morbo. Su morocha cabecita subía y bajaba frente a mis ojos, podía sentir el aire de su narices resoplando entre mis huevos, jadeaba como si mamar verga lo hiciera sentir el hombre más feliz del planeta. Estábamos solos, mis padres habían salido a la iglesia llevándose con ellos a mis hermanos menores. Era domingo, mi día de descanso. Tener 18 y trabajar me daba libertad de hacer algunas cosas por mi cuenta, no acompañar a la familia en sus salidas era una de ellas. Luis era un primo lejano con tendencias homosexuales desde joven, razón por la cual había sido marginado por su propia familia. Se crió trabajando en casas desde chico, era el mil usos al que en el barrio bautizaron como La Luisa. A mí madre le decía tía, aunque en realidad no lo era. El es hijo de un señor que fue marido de una hermana suya, pero que igual que la mayoría lo marginó por sus tendencias sexuales. Como dije antes, estábamos solos. La casa entera para nosotros. Había sido algo imprevisto. Hacía algunos meses que yo había entrado a otra etapa de la vida, más liberal, menos cohibido en cuanto a buscar sexo fuera de mi círculo familiar. Y, estaba sentado frente a la casa cuando vi pasar a Luis, me saludo con un gesto de mano y cuando ya pasaba de largo lo llame. Sin rodeos le dije que estaba caliente y que si el quería podíamos ser más que primos. Creo que jamás imaginó que yo le dijera algo así, ...
    ... lo vi mirar a ambos lados de la calle para luego preguntarme que si hablaba en serio. Crees que estoy bromeando le dije mostrándole la entrepierna con mi bulto bien marcado. Otra vez miró a un lado y otro, me pregunto qué donde podíamos hacerlo. Le dije que aquí mismo, en la casa y para disipar dudas me puse de pie y abrí la puerta que daba a la pequeña sala familiar, pero pase de largo con él tras de mí. Lo lleve hasta el pequeño patio donde mi padre ha construido unas bancas de cemento con su mesa a modo de comedor de jardín. Luis estaba nervioso, raro en él, era gay desde que lo conocía y no tenía porque estarlo. De hecho era mayor que yo, tendría unos 25, alto, musculoso, atractivo. Mi madre decía que era un desperdicio de hombre, en virtud de que era guapo y no le gustaban las mujeres. - Acá – pregunto – - Si. ¿No te gusta? - ¿Y tus papás? - No están No lo deje preguntar más. Me senté sobre la mesa de jardín y me desabroché los pantalones. –Ven para acá – le dije –. Se acercó cómo si todavía dudará que hablaba en serio. Cuando ya estaba frente a lo vi curioso buscando si de verdad le iba a ofrecer mi verga. Ver que la tenía en la mano despejó cualquier duda y se sentó en la banca y cómo niño curioso la estuvo observando algunos segundos. La tienes grande – le alcance a oír – Acto seguido empezó a besarla por encima, le pasaba la lengua, la pelaba con su mano dejando el glande a la vista. – Que rica –volvió a decir – Me la empezó a mamar sabroso, metiéndose nada más una ...
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