1. la diosa de ébanp


    Fecha: 10/02/2020, Categorías: Lesbianas Autor: oscareduardo, Fuente: SexoSinTabues

    Walter llegó con su esposa Jane a la espaciosa hacienda, era una inmensa propiedad cultivada con cañaduzales, la pareja llegaba de Europa para vivir en suelo americano, Walter era colombiano pero su esposa había nacido en Suecia, era una rubia espigada , su cuerpo longilineo era bien proporcionado, unas cadera angostas, un trasero pequeño pero firme y una cara preciosa enmarcada en una melena rubia y larga. Walter reunió el personal de la hacienda y les presentó su esposa, era la nueva ama de casa y sus órdenes debían ser obedecidas sin ninguna vacilación. Después de un recorrido por la casa de la hacienda Jane conoció sus habitaciones, era una alcoba espaciosa y muy iluminada, la alcoba tenía un baño moderno pero la tina de baño era de las antiguas, nada comparable con los modernos jacuzzis, la cama era grande y estaba protegida con un gran mosquitero para protegerse de los zancudos y otros insectos. Jane empezó a desempacar su ropa, estaba en esa tarea cuando tocaron a la puerta, se asomó y se encontró de frente con una joven morena que sonriendo se puso a sus órdenes, era la chica que Walter le había escogido para que fuera su ayudante en todas sus actividades. Jane quedó impresionada, era una morena de cuerpo escultural, una cara bonita adornada con una sonrisa espectacular donde sus blancos dientes eran su principal atractivo, era bastante alta, sus caderas amplias y su trasero grande y firme, sus senos eran de pronto un poco pequeños para semejante cuerpo pero aun así ...
    ... su figura era de una venus de ébano. Jane preguntó por su nombre y ella le contestó que Carmela… sin preguntar nada se ofreció para ordenar su ropa en el viejo armario. Colocando la fina ropa de Jane en el viejo mueble Carmela no dejaba de admirar las magníficas prendas de su ama. Quizás lo que más llamó su atención fue la lencería de Jane, sus pantys eran diminutas prendas adornadas con blondas y encajes, recordó que ella llevaba unos calzones en tela burda ajustados con un caucho barato , no podía imaginar tratar de meterse en esos pantys tan diminutos, se jactaba de su trasero y sabía que su pubis prominente no podía taparse con semejantes tiras de tela. Jane la observaba en silencio, todavía estaba admirando la esbelta figura de su ayudante sobre todo ese trasero formado por esas magníficas nalgas firmes y grandes, realmente era un trasero grande pero muy proporcionado, trató de imaginarla desnuda y se estremeció. Era la hora del almuerzo y ambas pasaron al comedor, allí las esperaba Walter que estaba poniéndose al día con las cuentas y las actividades de la hacienda. Después del almuerzo Jane se dirigió a su alcoba seguida de Carmela, en un español un poco enredado Jane le pidió a Carmela que la ayudara a desvestirse pues quería tomar un baño y reclinarse a descansar. Allí empezó un ritual al que Jane debía acostumbrarse, Carmela con un cubo empezó a llenar la tina, cuando alcanzó el nivel adecuado trajo unas esencias y las vertió en la tina, una fragancia muy agradable ...
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