1. El recetario de mi abuela


    Fecha: 03/02/2020, Categorías: Lesbianas Autor: Ícaro_libre, Fuente: CuentoRelatos

    ... pasas, y fruta confitada.
    
    Batir la mantequilla con el azúcar hasta que esté cremosa, añadir la miel y los huevos uno a uno, pero con mucho cariño. Incorpore los ingredientes secos cernidos junto con los polvos de hornear y la leche en polvo, alternando con jugo de naranja y pequeñas cantidades de agua, solo si fuese necesario. Si no, no.
    
    Añadir con paciencia las nueces, pasas y frutas confitadas, mezclar y vaciar a un molde forrado con papel mantequilla enmantequillado y llevar al horno moderado por una hora a hora y media, quizás dos. Eso aproximado, según el tipo de horno.
    
    Era sábado a media tarde, cuando estaba listo mi queque. Perfectamente horneado y presentado.
    
    - Amor, mira lo que tengo.
    
    - ¿Qué cosa…?
    
    - Un rico queque.
    
    - Se ve bueno. Lo comemos cuando regrese.
    
    - ¿Cómo que cuando regrese?
    
    - Es que me voy a juntar a timar unas cervezas con mis amigos del trabajo y…
    
    - Otra vez…
    
    - Pero cielo, sabes bien que tengo que cuidar las relaciones de amistad en el trabajo, uno nunca sabe cuándo las puede necesitar.
    
    - Otra vez…
    
    - Volveré pronto.
    
    - Bueno, pero come antes de irte. Para que no salgas con el estómago vacío.
    
    - Está bien, pero no te enojes.
    
    Roberto se fue a ubicar a la mesa, mientras lo miraba a sabiendas de que algo inesperado podría ocurrir. Servilletas decorativas, platos y tazas de porcelana, y el queque trozado sobre la mesa.
    
    - Sírvete. Le dije.
    
    En esta oportunidad lo dejé comer sin probar bocado, solo lo ...
    ... observaba. Nada pasaba, ningún cambio, nada de nada. Con bastante decepción me resigné a que no habría novedades ese día.
    
    - ¿Y tú? ¿No vas a comer? ¿No me habrás envenenado supongo…?
    
    En silencio, tomé un pedazo de queque. Como decía la receta, estaba suave, blando, dulce y exquisito. Tomaba mi último sorbo de té, cuando veo a Roberto frente a mí. Su rodilla derecha en el piso, sus manos sobre mi regazo y sus ojos suplicantes mirándome con ternura.
    
    - Tengo un problema.
    
    - ¿Qué pasa Roberto? Me asustas.
    
    - Mi problema, es que en algún lugar entre tu mirada y la mía, he perdido mi corazón y mi alma.
    
    ¡Casi me desarmó con esas palabras! ¿Cómo podía pasar de la indiferencia absoluta al amor descontrolado, en dos segundos?
    
    - Por favor amada mía, ayúdame a encontrar mi alma perdida…
    
    Estaba muda, perpleja, desorientada. Sin darme tiempo para nada, me tomó en sus brazos, y en vilo, me llevó al segundo piso de nuestro departamento, entramos a nuestra habitación, y con extremo cuidado y dulzura, me posó sobre la cama.
    
    Me colmó de cariños, caricias y palabras dulces y tiernas. Acarició mi rostro y mi cabello con dulzura y cariño infinitos. Con respeto casi religioso, me desnudó para cubrirme entera de dulces y caballerosas caricias.
    
    Ese día, no tuvimos sexo, ese día, hicimos el amor. Mientras me penetraba, me prodigaba palabras maravillosas y su mirada, transmitía amor verdadero.
    
    Cada roce, cada toque, cada empuje de su cuerpo al mío, respondía exactamente a lo que ...