1. Visita a mi mejor amiga - Segunda Parte - El Hotel


    Fecha: 27/01/2020, Categorías: Masturbación Autor: Vickky Uriza, Fuente: CuentoRelatos

    ... colado entre mis piernas y no permitía que se viera nada. Aún no sé porque lo hice, pero levanté la faldita y abrí completamente las piernas delante del espejo. Los labios de mi chumino empezaron a separarse solos, toda la zona estaba brillante incluido el interior de mis muslos. Estaba literalmente empapada.
    
    Tras ver con mis propios ojos que la situación no era tan peligrosa, mis nervios se fueron calmando, pero las sensaciones no terminaron ahí, ahora sentía todo lo contrario. Estaba vestida, pero me sentía completamente desnuda, me hacía sentir sexy, y esto me estaba poniendo muy cachonda. Entré en el cubículo de nuevo cogí un poco de papel y me limpié el flujo. Una vez fuera me lavé la cara y volví a maquillarme. Cuando estaba terminando de pintarme los labios, sonó el teléfono, era Marta. «Se puede saber dónde estás? Me parece increíble que salga tarde y encima me toque esperarte».
    
    Comprobé que el maquillaje estaba perfecto, me coloqué el pelo, guardé todas las cosas en el bolso y me apresuré a salir.
    
    Había poca distancia entre el Hotel y la puerta del trabajo de mi amiga. Comencé a andar y noté como una pequeña brisa se colaba entre mis piernas provocándome una fría sensación que erizó por completo mi piel, estaba de nuevo empapada. Ahí estaba Marta, con cara de pocos amigos, señalándome el reloj. Yo la hice un gesto de disculpa con las manos, e inmediatamente cambió su cara.
    
    —Qué te ha pasado? ¿Cómo me haces esperar? —dijo sonriendo, a lo que añadió— En ...
    ... serio perdóname, ha sido culpa de mi jefe.
    
    —Perdóname tú a mí. Te he estado esperando hasta el último momento, pero he tenido que ir al servicio y me he metido en el Hotel.
    
    No sé porque no le dije la verdad, quizá por vergüenza, pero si no se lo decía a ella, no sería capaz de contárselo a nadie más. Ya enfrente suya me recibió con un abrazo y con el correspondiente pellizco en el culo.
    
    —Uhm que culo tienes, ¡te lo estaría tocando todo el día!
    
    Sé que suele hacerlo, pero en ese momento no me lo esperaba. Me volvió ese escalofrío, pero esta vez empecé a notar picores ahí abajo. (Es lo que suele sucederme cuando quiero guerra) Marta se apartó un paso.
    
    —Estás guapísima!
    
    —¡Gracias! —le respondí.
    
    A continuación, empecé a notar calor en las mejillas, y efectivamente me había puesto roja como un tomate.
    
    Mi amiga me llevó a un italiano del que no recuerdo el nombre. Durante la cena simplemente hablamos de la putada que le había hecho el jefe de Marta y de los planes para la noche. Durante la cena, me levanté para ir al servicio en varias ocasiones para limpiarme el flujo, que no hacía más que empapar el interior de mis piernas. Tenía miedo que acabase manchando mi faldita y que alguien pudiera darse cuenta. Alegué que como había hecho mucho calor esa tarde, había bebido mucha agua.
    
    Mientras cenábamos, estuve todo el rato cruzando y descruzando las piernas. En una de las ocasiones, con las piernas cruzadas, empecé a mover el culo de delante a atrás con pequeños ...