1. Visita a mi mejor amiga - Segunda Parte - El Hotel


    Fecha: 27/01/2020, Categorías: Masturbación Autor: Vickky Uriza, Fuente: CuentoRelatos

    Aunque la estación estaba solamente a dos manzanas del trabajo de Marta, tenía la sensación de que estaba a varios kilómetros. Caminaba todo lo rápido que podía, colocando el vuelo de mi faldita cada pocos pasos, pero el sonido de los tacones y la velocidad con la que caminaba provocaba que todo el mundo me mirase haciéndome sentir cada vez más obsesionada con la situación que estaba viviendo.
    
    Llegué a las 20:40 al trabajo de mi amiga, tarde para variar. Marta odia que llegue tarde a los sitios, se enfada muchísimo, por lo que me temo lo peor, que se haya marchado. Decido llamarla al móvil. «Vickky, lo siento mucho, tengo que dejar terminados unos papeles antes de salir y que me queda media hora como mínimo». Genial. ¿Qué hago yo ahora? Cerca de donde estaba, hay un Hotel, así que entré en la recepción y pregunté dónde estaban los servicios. Los nervios hacían que no me saliesen las palabras. El amable chico sonriendo, salió del mostrador, apoyó su mano suavemente sobre mi cintura mientras con la otra me señalaba el camino. En el momento que sentí el contacto de su mano en mi cuerpo un escalofrío recorrió mi cuerpo. Fue tan fuerte que hasta el chico de la recepción pudo notarlo. Le di las gracias y me apresuré a entrar.
    
    Una vez en los baños, fui directa a uno de los cubículos. Me cerré por dentro, dejé el bolso sobre la taza, empecé a buscar con mis temblorosas manos el maltrecho tanga. Traté de hacer un nudo a la cuerda de la cintura, pero era imposible sujetar de ...
    ... ninguna manera el hilo vertical. Intenté ponérmele para ver si después se me ocurría algo, pero mis caderas no le permitían subir, por lo que decidí volver a guardarlo. Bajé el bolso al suelo y me quedé sentada encima de la taza. Apoyé mi carita sobre las manos y quedé pensando. ¡Porqué me tiene que pasar esto a mí! El corazón se me salía del pecho, las piernas me temblaban, tenía un nudo en el estómago, y empecé a llorar. Nunca me había sentido así antes. Tras unos minutos intentando pensar en positivo para tranquilizarme, me puse de pie y salí del cubículo.
    
    El baño, era amplio, sencillo, pero muy elegante. Las paredes estaban forradas de piedra negra. Los lavabos de grandes dimensiones eran de color blanco y en la pared opuesta a éstos, unos espejos que la cubrían por completo. Me quedé mirándome delante del espejo, el maquillaje era un desastre, pero eso era lo de menos ahora. La faldita, aunque era corta, me tapaba perfectamente, tanto por delante como por detrás. Verlo con mis propios ojos hizo apaciguar un poco mis nervios. Acto seguido me puse a dar unos pequeños saltos para comprobarlo, seguía sin verse nada. Con el culito delante del espejo me incliné hacia delante para comprobar cuando empezaba a verse algo. Cuando mis labios comenzaron a asomase por debajo de la tela volví a sentir ese escalofrío, aunque ésta vez fue delicioso. Me coloqué delante del espejo y empecé a bajar de cuclillas, y al llegar a tocar mi culito con los talones, el vuelo de la falda se había ...
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