1. Un buen vecino


    Fecha: 20/01/2020, Categorías: Gays Autor: Fernán, Fuente: CuentoRelatos

    ... Te voy a denunciar.
    
    —A ver, ¿Cómo vas a explicar que hacías en mi departamento? ¿Tu marido creerá que yo te traje por la fuerza?
    
    —Vine porque mi puerta se trabó —dijo asustada
    
    —Tu puerta funciona perfectamente, como lo demostrará cualquier cerrajero. Yo voy a decir que viniste a provocarme y después quisiste frenarte.
    
    En ese momento sus ojos se llenaron de lágrimas y se quedó quieta como muerta, comenzando a llorar con los ojos cerrados. Me levanté, dejé caer mi bata, quedando desnudo y con mi verga dura como un poste. Le saqué sus zapatillas. Tomé la cintura elastizada de su pantalón y rápidamente se los saqué junto con su cachetero.
    
    Abrí sus piernas y comencé a lamer su vagina, introduciendo mi lengua dentro de ella.
    
    Ella seguía llorando, pero en unos minutos sus manos salieron de detrás de su espalda, y comenzaron a acariciar mis cabellos. Sus piernas se flexionaron y se apoyaron sobre mi espalda. La situación debe haberla motivado mucho. Evidentemente, que la forzaran la excitaba, y sentí como se entregaba totalmente a lo que sentía. En ese momento, me levante, tomé sus piernas y las coloqué sobre mis hombros y me acerqué a ella colocando mi vara en la puerta de su vagina.
    
    Dejó que acomodara sus piernas y que me acercara, mientras seguía con los ojos cerrados y llorando. Esta situación me excitaba aún más. Mientras la miraba, introduje la cabeza de mi miembro entre los labios de su vagina. Hice una pausa. Subí su blusa y dejé a la vista sus hermosos ...
    ... pechos dentro de un blanco brasier.
    
    —Ahora —dije casi susurrando, y me hundí hasta el fondo.
    
    Ella abrió su boca como para gemir, pero no emitió ningún sonido. Retrocedí hasta salir completamente. Froté mi verga en su concha y en su culo, la volví a dirigir a su entrada y la penetré una vez más profundamente. Esta vez ella me esperaba, y se limitó a recibirme sin hacer ningún gesto.
    
    Despacio comencé a ir y venir dentro de ella, sabiendo que no podía durar mucho, dado el grado de excitación acumulado.
    
    —Preciosa, la próxima vez será más placentero, pero hoy no puedo soportar más, y entrando hasta el fondo comencé a vaciar mis huevos dentro de su cuerpo.
    
    Mientras sollozaba su cuerpo se estremeció y tembló, alcanzando un violento orgasmo, sin dejar de llorar y sin abrir sus ojos.
    
    —Ahh, que hermoso polvo —dije en un suspiro mientras seguía dentro suyo recuperando mis fuerzas y dejando que mi verga se tranquilizara.
    
    Cuando me calmé, salí de su cuerpo, y me senté en el sillón. La tome por las caderas y la subí en mí, y volviendo a tomar sus manos la hice cabalgarme, sus gemidos se confundían con su llanto y viceversa, esta vez dure más, pero con tal hembra, la volví a rellenar cual pavo en navidad. Una vez acabe la senté en mi sillón y me hice a un lado.
    
    Ella dejó de llorar, abrió sus ojos, y lentamente se vistió sin mirarme. Una vez arreglada, tomó su llave, se dirigió a la puerta, la abrió y se fue.
    
    Recién allí tomé conciencia de lo que había hecho. ¿Cómo ...