1. Belleza virgen


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... oyó pues, a pesar de que en la playa había varias personas, las muchas voces (niños que reían ruidosamente al jugar; jóvenes escuchando música y gente conversando entre sí) ahogaron su lamento.
    
    Agobiada por el esfuerzo, Parcera se abrazó del cuello de su atacador. Sin saber cómo, aquel monstruoso pedazo de carne se abrió paso ingresando por completo.
    
    Segundos más tarde, se sorprendió al darse cuenta que no sólo eran sus brazos los que rodeaban al joven, pues sus piernas también se sujetaban a él como tenazas, apretándolo con todas sus fuerzas.
    
    Poco después, se hizo a la idea de que había sido penetrada y de que aquel enorme intruso ya se alojaba completamente en su interior de niña — mujer. Parcera podía sentir como su cavidad hacía un enorme esfuerzo ajustándose al tamaño de aquella cosa que, tan sólo unos instantes antes, había sostenido y que por tanto había palpado conociendo su enorme tamaño de primera mano. Y si bien aún no la había visto, le parecía pavoroso el sentir tal pedazo de carne hundido dentro de su menudo cuerpo. Creía que aquel intruso le perjudicaba horriblemente las entrañas.
    
    No miento al decir que Parcerita estaba a punto del desmayo (según ella misma me contó), pero logró soportar. El cadencioso menear de las olas animó a mi amiga y muy poco a poco, muy levemente, comenzó a moverse guiada más por su instinto que por su voluntad. Al notar su cooperación, aquel chico la besó y su lengua ingresó en la cavidad bucal de mi amiga como un segundo ...
    ... invasor.
    
    Quién iba a pensar que aquella hermosa chica perdería su virgo en el mar, rodeada de agua salada, bañistas e incluso niños a unos cuantos metros a su alrededor.
    
    Ahora el dolor iba menguando y sentir dentro de su cuerpo un objeto totalmente extraño dejó de ser molesto para irse convirtiendo en algo placentero. Con total consciencia de causa, Parcera dejaba escapar aquel instrumento sólo para volvérselo a tragar (vaginalmente) disfrutando centímetro a centímetro de aquella penetración.
    
    La pareja, integrada por mi amiga y por aquel maldito afortunado, estuvo así por varios minutos con aquellos movimientos propios de la cópula, ayudados por el vaivén del agua.
    
    El tiempo pasó y el crepúsculo se acercaba. Marcelo se mantenía firme y mi amiga lo disfrutaba. Los bañistas se redujeron y la marea comenzó a subir. La temperatura, que a esas horas ya descendía, los animó a irse pero esperaron a que comenzara a anochecer para salir del agua, pues ambos habían quedado prácticamente desnudos. Afortunadamente el vehículo de Marcelo no estaba muy lejos. Los dos lo abordaron y se alejaron de allí.
    
    Llegaron a una residencia privada en donde una amplia puerta automática se abrió para brindarles el acceso. Parcera bajó del Jeep caminando con cierta dificultad, y un tanto chistosa (o por lo menos eso creía), pues aún sentía ardor en la entrepierna.
    
    Marcelo, al notar algo raro en ella; y tras bañarse y vestirse con ropa cómoda; le preguntó sobre ello, mientras bebían vino y ...
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