1. Las otras historias – Rosario, La chica de provincia 2da parte.


    Fecha: 01/01/2020, Categorías: Hetero Autor: Fernando X, Fuente: CuentoRelatos

    ... fue de dolor, todavía mostraba las huellas de la violación que había sufrido, totalmente irritado y dilatado. Por lo que continúe mi viaje por su espalda hasta llegar al cuello. Ahí la sujete por atrás y vagaron mis manos por sus pechos, pellizcaba sus pezones mientras Rosario subía y bajaba refregando su cuerpo en el mío y moviendo sus nalgas sobre mi cada vez más erecto miembro.
    
    Mis manos empezaron a buscar su cueva, y al hallarla un dedo empezó a explorarla internamente mientras otro sobaba su clítoris y sus labios. Al tiempo que mi lengua se insertaba en su oído un segundo dedo ingresaba a su chocho totalmente húmedo y caliente.
    
    Rosario ya pedía a gritos que me la cogiera, no soporta más el éxtasis, además sentía en su culo la presión de mi verga, que para ese momento está completamente erecta, pero yo deseaba mucho más que solamente un pedido, quería me rogara. Por lo que volví a girarla boca arriba, abrí sus piernas y puse la punta de mi palo en la mismísima entrada de su sexo.
    
    Para hacer más grande su tortura, movía mi lengua en forma circular sobre sus senos, solamente rozándolos, provocando que los gemidos de Rosario aumentaran de volumen y tono. Por un lado levantaba el pecho buscando que mi boca mordiera sus pechos y por otro lado, movía su pelvis, tratando de lograr que ingresara el enemigo que la acechaba.
    
    Yo controlaba la situación y solamente rozaba con la cabeza de mi miembro, sus labios y su clítoris para hacerla enloquecer. Así, la mantuve, ...
    ... hasta que su cuerpo entero empezó a temblar, provocado por otro de sus múltiples orgasmos.
    
    “Ya por favor, ya métela, por favor, cógeme duro, desde hoy seré tu esclavas si así lo quieres, pero métela por favor”
    
    Al oír lo esperado, solamente me puse el condón en su lugar y de un solo golpe, intentando lastimar, tratando de violar, sintiéndome poderoso, enterré hasta los huevos dentro de ella. Rosario solo gimió al sentir el ataque y ante cada embestida se oía un gemido de pasión,
    
    “Métela hasta el fondo, métela hasta el fondo, castígame si quieres, pero métela lo más que puedas”
    
    Rosario se abría completa, yo sacaba por completo mi polla y dejándome caer sobre ella, enterraba nuevamente hasta el fondo, así una y otra vez hasta que el cansancio nos hizo cambiar de posición.
    
    Me acosté boca arriba y entonces fue ella quien se dejó caer en mí, para clavarse la estaca, y teniéndola adentro empezar a mover sus caderas y su culo, para satisfacer sus zonas más sensibles. Estaba en la locura total, dentro de su paroxismo, me empezó a gritar mil cosas, sobre mí, sobre mi verga, sobre ella, sobre su sexo, sobre todo. Incontablemente llegaba al éxtasis y nuestros cuerpos ya brillaban de tanto líquido emanado de su sexo. Así continuamos hasta que me vacié de forma prolongada dentro de ella, dejando el condón lleno de líquido seminal.
    
    Hasta ese momento, fue el mejor sexo que yo hubiese tenido en la vida.
    
    Rosario, continuo a lado de mi madre por 20 años, después, trabajo en mi ...