1. Transporte público


    Fecha: 15/09/2017, Categorías: Gays Masturbación Primera Vez Autor: saskatchewan, Fuente: xHamster

    ... cruzamos las miradas y me dio a entender que me dejaría mirar todo lo que quisiera, y que además me iba a ayudar a pajearme en el colectivo. Me quede con las ganas de acabar porque había llegado mi parada y me tuve que bajar. Me mate a pajas esa tarde en casa.En el colegio ella se comportaba como la profesora que era, pero en el colectivo se transformaba. Siempre se sentaba en el último asiento de la fila de a uno y mientras me dejaba que yo le mirara las tetas, me pajeaba a través del pantalón con su hombro izquierdo. Así fue hasta aproximadamente fines del mes de septiembre.Un día del mes de octubre, ella se sienta en el asiento del fondo justo donde hay un asiento doble adelante. Mala suerte, solo podría mirarle un poco las tetas pero ella no podría frotarse contra mi bulto. Ambos sabíamos que a medida que el viaje avanzaba, el colectivo se iba vaciando. Al llegar a la altura de la Penitenciaría (hoy Alto Palermo) todo el asiento de 5 quedó libre y me invita a sentarme al lado de ella, pegado a la ventanilla. Me dice al oído y en voz baja:- “¿Queres ...
    ... que te haga una paja?”Sorprendido, le contesto que sí. Me baja el cierre del pantalón, saca mi verga afuera y empieza a pajearme con su mano izquierda, mientras que con la derecha no solo abre más su blusa, sino que deja asomar su pezón izquierdo que estaba atrapado en su soutien. Mi verga estaba a mil. Faltaban pocas cuadras para que me bajara y ella percatándose de ello me dice:- “Tranquilo, disfruta. Si te pasas de la parada, te doy plata para el colectivo de vuelta.”Terrible paja me hizo. Acabé abundantemente y con mi pañuelo y uno de ella pudimos limpiar todo. Me suministró dinero para la vuelta, me dio un beso en la comisura de mis labios y nos despedimos hasta la clase siguiente.Hasta fin de año, fue mi profesora preferida. Aprobé con las mejores notas una materia que siempre me costaba mucho. Y en cada viaje con ella, o me franeleaba a través de mi pantalón, o a veces me hacía una buena paja. Por supuesto siempre podía tener el espectáculo de sus tetas y sus pezones. Ese fue, lamentablemente, su último año en el colegio. Nunca más la volví a ver. 
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