1. Negación - Capítulo 12


    Fecha: 25/12/2019, Categorías: Incesto Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    ... que acudían a entrenar. Todo era parte del acuerdo del Programa de Entrenamiento Complementario que había firmado Miguel con un Capitán de la Milicia hace algunas semanas. Las cosas parecían estar funcionando. Y de cierta forma, la clientela civil y militar del centro deportivo estaba coexistiendo en el mismo espacio en una extraña simbiosis.
    
    Era fácil distinguir a unos de otros. No sólo por poder diferenciar las caras familiares de las nuevas, también porque los “rapados” iban uniformadas hasta a la ducha. Todos usaban el mismo buzo azul marino, con la polera blanca sin mangas, dejando de ver musculosos brazos, y gruesas cadenas en los cuellos, que tocaban el piso cada vez que hacían una flexión de brazos.
    
    Brawny los estaba reventando. Había tenido la mala idea de entrenar con él en algunas oportunidades, y conocía lo maniaco que se ponía a la hora de ejercitar. Estaba dando instrucciones de aquí para allá, corrigiendo posturas, y quedándose de pie al lado de cualquier persona que se atreviera a estar holgazaneando en su clase, mientras contaba las repeticiones. Llevaba en la mano un cronómetro, y a los pobres no les daba respiro.
    
    Lo saludé con la mano.
    
    - ¡Enano! – me gritó desde el interior de la sala -. Cecilia te estaba buscando.
    
    - ¡Ok! – le dije. Y salí en búsqueda de mi amiga.
    
    La encontré en la cafetería. Mirando la callé desde el gran ventanal. Se hallaba sola y parecía estar sumida en un leve estupor, porque no se percató de mi presencia hasta ...
    ... que me hube sentado a su lado.
    
    - Hola extraña – le dije.
    
    - Hola precioso – me dijo, para nada sorprendida al verme.
    
    - ¿Qué haces aquí sola?
    
    - Esperar – dijo, mientras sonreía.
    
    - No creo que ocho meses sentada aquí, bebiendo… té, sea muy saludable para el bebé.
    
    - ¡Llevas la cuenta!... ojalá mi esposo se pareciera un poco a ti – y comprendí la razón de su soledad.
    
    - ¡Vaya! Problemas en casa – traté de sonar comprensivo, busqué a tientas su mano por sobre la mesa, y la apreté entre las mías.
    
    - Creo… - su cara se llenó de angustia -, creo que me están engañando – dijo, y se largó a llorar.
    
    Sentía a Cecilia como una mujer fuerte, después de todo, se mantuvo en pie después de varios intentos de embarazo frustrados. Ni en aquellos duros momentos, la vi descomponerse así, con esa cara de dolor visceral, casi palpable. Odie un poco más al esposo de mi amiga, aún sin conocerlo, primero por haberla tenido tantos años sola, mientras esperaba su traslado a la ciudad, y ahora por abandonarla de nuevo, justamente en el momento en que ella cargaba con un bebé de ambos en el vientre. Por su bien, espero a que mi amiga esté en lo incorrecto. Me pregunté como a Brawny y a Clau pudo caerles en gracia un tipo como este. Seguramente el tipo era un mentiroso consumado.
    
    - Shhh… tranquila… ¿qué te hace pensar eso?
    
    Se llevó las manos a la cara y negó con la cabeza.
    
    - No lo sé… en mi interior lo sé, sé que algo está mal, algo no encaja.
    
    - Puede que estés un poco ...
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