1. La dulce Julia, buena esposa y madre


    Fecha: 13/12/2019, Categorías: Lesbianas Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... el carácter demasiado bueno de Julia. Pero ellos sabrían, quien era yo para meterme.
    
    Luis se fue un viernes a España y volvería el sábado de la siguiente semana.
    
    El martes, Julia tuvo que pasar por nuestra oficina a recoger un USB que Luis se había dejado en la oficina, y que contenía documentos personales que necesitaba esa semana. Tenía aspecto cansado. Hablamos rápidamente. Hacía meses que no la veía, pero me produjo otra vez esa sensación de embobamiento verla. Le pregunté qué tal se las iba apañando con las niñas. Me dijo que no del todo bien. La vi de hecho muy agobiada, y altruistamente le dije que si necesitaba ayuda, me lo dijese. Era la típica cosa que decir por quedar bien, pero por su reacción, parece que de verdad necesitaba ayuda. Entre la baja de maternidad, el poco tiempo que llevaba en Londres, su exigente trabajo (ocupaba un puesto senior en el departamento legal), no había tenido tiempo de entablar amistad con nadie. Lilly y yo éramos lo más cercano a amigos que tenía. Y ahora que Lilly ya no salía conmigo, solo estaba yo. Me dio las gracias, y me dijo que me llamaría si necesitaba ayuda.
    
    El jueves por la tarde, después del trabajo, me escribió. Me pidió perdón por contactarme a esa hora, pero no tenía a nadie más que la ayudara, y si podía ir a su casa a ayudar. Le contesté que claro.
    
    Mi corazón latía con rapidez. En mi interior me intenté quitar la idea de que pasara algo. Era la mujer de Luis, una madre agobiada y que necesitaba ayuda. No ...
    ... puedo imaginarme lo desesperada que tenía que estar para pedirme que fuese a ayudar a su casa, la vergüenza que le debía dar. No teníamos en realidad una relación de amistad así.
    
    Llegué a su casa, abrió la puerta con el bebé en brazos. Noté que tenía la cara algo manchada, como de haber llorado. Estaba preciosa.
    
    Entré, y aquello era un desastre. Juguetes por todos lados, la cocina llena de cacharros sucios, la mesa llena de platos sucios y comida tirada (niños...), y en el piso de arriba (a la que se accedía por una escalera) seguramente había ropa por todos lados.
    
    -Cómo puedo ayudar -es lo único que pude decir.
    
    Me miró y me dijo:
    
    -haz lo que puedas -con esa medio sonrisa (algo triste esta vez) tan bonita.
    
    Le dije que se subiese a bañar a las niñas y meterlas en la cama, que yo me quedaba recogiendo abajo.
    
    Recogí juguetes, recogí mesa y cocina, y preparé algo ligero de cenar para Julia. Ella bajó tras 45 minutos, con el bebé. La mayor estaba ya en la cama. Cuando vio lo que había hecho, se le iluminó la cara, sonrió, y soltó una pequeña lágrima.
    
    -Todo bien Julia? -le pregunté. Sacudió la cabeza, no quería hablar de ello. Me dio las gracias y un beso en la mejilla.
    
    Yo estaba hecho un flan. No sabía qué hacer ahora. Era la típica situación de mis fantasías. Era el momento en el que empezaban a ocurrir.
    
    Pero una cosa es la fantasía donde todo sale exactamente cómo quieres, y otro la realidad. Esto era la realidad, Julia la mujer de Luis, madre de dos, ...
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