1. Siempre me calentaron los viejos (7)


    Fecha: 09/12/2019, Categorías: Gays Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... vez ahí se tendió en la cama e hizo que le limpiara la pija con la boca… ¡Me encanta esa tarea de tragar los últimos restos de semen y dejar el glande limpito y reluciente!… Tenía muchas ganas de masturbarme, pero sabía que don Benito no iba a permitírmelo hasta después de culearme… Yo me moría de ganas, mi culito estaba hambriento, un culito adolescente y ya tan hambriento de vergas, ¡tan vicioso!... Y bueno, soy así y no pienso cambiar… Con don Benito descansando en la cama y yo de rodillas a su lado no quise estar ocioso y entonces me puse a jugar con su verga…
    
    Fue fantástico ver como entre mis manos se iba poniendo cada vez más dura. Seguí jugando mientras él suspiraba, gemía y jadeaba evidentemente satisfecho con mi trabajo. De pronto me ordenó que sacara el pote de vaselina de la mesita de noche y le lubricara la verga. Lo hice ardiendo de calentura y cuando el ariete estuvo envaselinado me dijo: -En cuatro patas, niño… ¡Ya!...
    
    -Sí… Sí, don Benito, sí… -murmuré sumiso y sin demoras adopté la postura ordenada. Él entonces se ubicó detrás de mí y comenzó a homenajear a mis nalgas con caricias y pellizcos que me volvían loco de deseo.
    
    -Qué culo tienes, Jorgito… ¡Qué culo increíble tienes!... –y lo repetía como obsesivamente.
    
    -Ay, don Benito, métamela… No puedo más… Métamela… -suplicaba yo estremecido de ganas desde los pies hasta la cabeza mientras él muy perverso gozaba burlándose con risitas…
    
    Por fin, después de hacerme sufrir un buen rato sentí que ...
    ... abría mis nalgas y apoyaba la cabeza de su verga en mi orificio anal. Tuve que afirmarme con fuerza en mis manos y rodillas para no caer, de tan invadido que estaba por una intensa emoción erótica.
    
    Mi culo, a pesar de las muchas penetraciones, seguía manteniéndose estrecho y ofrecía una cierta resistencia al ariete invasor… Pero el ariete avanzaba centímetros a centímetro causándome ese dolor inicial tan conocido que me hacía gemir y mover las caderas de un lado al otro…
    
    -Quieto, putito, quieto… -me exigía don Benito con voz enronquecida. Por fin su verga estuvo toda adentro y el dolor fue reemplazado por un placer delicioso, intenso… Y el goce siguió entre nuestros gemidos y jadeos hasta que don Benito empezó a rugir mientras aferraba mis caderas y segundos después sentí los varios chorros de semen caliente en el fondo de mi culo. Caímos los dos en la cama, jadeando y yo con el deseo imperioso de masturbarme.
    
    -Por favor, don Benito, ¿me… me deja masturbarme?... –le supliqué…
    
    -Anda y sácate la leche… -me autorizó y entonces fui al baño poco menos que volando…
    
    Me senté en el inodoro como siempre, mirando a la pared y comencé la tarea hasta que poco después, de tan excitado que estaba, brotaron de mi pene varios chorros de semen que fueron a depositarse en la palma de mi mano izquierda formando una tentadora sustancia blanca y espesa… “Ay, que deliciosa se ve”… me dije y empecé a lamer mi leche hasta beberla por completo en un estado como de éxtasis…
    
    (continuará) 
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