1. A la orilla de la carretera


    Fecha: 25/11/2019, Categorías: Confesiones Autor: arandi, Fuente: RelatosEróticos

    ... Fue en ese momento, mientras yo me apartaba de él produciendo arqueadas, cuando me di cuenta que por una de las ventanillas de la cabina se asomaba Eva, la mayor de mis hijas, quien asombrada nos miraba con los ojos muy abiertos.
    
    Desgraciadamente el malvado hombre también se dio cuenta de la presencia de mi hija y así, desnudo como estaba, salió de la camioneta para ir tras ella. Yo salí tras él.
    
    Al estar fuera, vi cómo aquel infame ya sujetaba a mi hija mayor con brusquedad.
    
    —Te prometo, te juro que hago lo que me ordenes, pero déjala en paz —le supliqué.
    
    —Se la voy a meter por el chiquito —dijo aquél.
    
    —Sí, sí, métemela. Hazme lo que quieras pero no les hagas nada a mis niñas, por piedad —le dije.
    
    Aquel ser sin entrañas me miró con una sonrisa burlona.
    
    —No, a ti no. A tu hija. Se me antoja. Está bien rica la condenada. Se ve que está en su punto —dijo, para mi espanto, al mismo tiempo que con su tosca manaza le oprimía uno de sus senos a mi pobre hija.
    
    Aquellas palabras me cimbraron. Aún ahora que estoy junto a ella en el hospital, me vuelven los temblores que me provocó la impotencia al saber lo que iba a pasar.
    
    —¡No! No le hagas nada, te lo suplico —le imploré.
    
    El canalla me cerró la boca de un bofetón.
    
    —¡Cállate! Si no quieres que le suceda lo mismo a la más chica será mejor que cierres la boca.
    
    Volteé hacia el auto pero no alcancé a ver a Ana. Ella era aún muy pequeña y no podía imaginar que algo como lo que amenazaba aquel hombre le ...
    ... sucediera.
    
    Con fuerza llevó a Eva al interior de la cabina y a mí me dejó fuera; desnuda, impotente; mientras aquel despreciable se encerraba con mi pobre hija que quedó a su merced. Yo no sabía qué hacer. ¡Gritar... correr! ¿Quién vendría en mi ayuda? Ahí, desnuda en medio de la nada, lo único que hice fue mirar por la ventanilla mientras mi hija era desvestida violentamente en el interior del camper.
    
    Eva tuvo que tolerar los mismos manoseos que yo antes había padecido. Fue como verme a mí misma en un espejo cuando aquel ser me violó minutos antes.
    
    Pude ver a mi hija con la ropa interior hecha jirones mientras que impotente era presa de aquel cerdo. Tras mojarla a lengüetazos y sin escuchar mis súplicas desde el exterior, que le exclamaba a voz en grito que ella aún era virgen, le introdujo el miembro de un solo empujón y con violencia.
    
    Eva chilló. Su rostro lo expresaba todo. Al ver la expresión de dolor en mi hija fui consciente de que su doncellez había sido destrozada para siempre. Debo reconocer su valentía al soportar los duros bombeos que aquel hijo de puta le propinaba. Yo sabía muy bien el alcance de los bríos de aquel animal pues apenas hacía un momento el me había arremetido con la misma violencia. Sin embargo, mi hija se mostró estoica. Yo, en su lugar, hubiera roto en llanto al ver perdida mi inocencia de esa manera.
    
    El muy cerdo se dio gusto dando lengüetazos y mordiendo por todo el cuerpo de mi noble hija. El muy bastardo la giró sin siquiera ...
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