1. Bajo el cielo de Siberia (2)


    Fecha: 22/11/2019, Categorías: No Consentido Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... pareja más triste, más patética, no pudo ser, con una Nadia deshecha en llanto, abrazando a su hija y al amo Alyosha, mientras éste trataba de consolarla con mentiras piadosas: Que la guerra acabaría pronto y que, de todas formas, él iría a verla siempre que le fuera posible, Prometió escribirle casi a diario y enviarle dinero, amén de los buenos rublos que le dejó en mano
    
    El amo Alyosha no volvió nunca por el pueblo, aunque con regularidad casi semanal le escribía y mandaba dinero, rublos, cumpliendo así su palabra. Nadia no sabía leer ni escribir, por lo que iba a casa del doctor que la atendiera en su embarazo y parto, a que le leyera las cartas y le escribiera lo que ella respondía a cada carta de él, convertido ya tal médico en el de cabecera para la joven, ocupándose de cuantas dolencias le acaecían a ella y a su hijita, que algún enfriamiento que otro les curó, especialmente a la niña, incluyendo la rubeola que sufrió ese mismo año 1914.
    
    Pero 1914 pasó y 1915, para no ser menos, también se esfumó a las 24 horas de su 31 de Diciembre, dando paso a 1916. En España, suele decirse:”Año bisiesto, año siniestro” y a fe que, en buena parte, sí que 1916 fue “Año Siniestro”(1); para empezar, comenzó con una espantos inestabilidad en el Imperio Ruso a causa de una inflación galopante, que desabastecía de lo más perentorio a la población, sobre todo, lo más básico, alimentos, trigo, maíz…y la carne, por las nubes. Aparecieron las Cartillas de Racionamiento y el hambre viva ...
    ... se empezó a adueñar de la población rusa en general, sobre todo, y como siempre, de los económicamente más débiles. Y claro, la pobre Nadezhda fue “carne de cañón” en aquella guerra incruenta, pero no menos aterradora y mortal que la que en los frentes de combate se libraba; la que cada día se disputaba en cualquier calle, plaza o similar de cualquier ciudad o pueblo el Imperio Ruso, por el sitio en la correspondiente “cola”; porque, desde entonces, las colas menudearon, y para todo, en cualquier lugar del Imperio Ruso, de Petrogrado a Moscú, de Minsk a Járkov, de Yekaterinburg a Krasnoiarsk, de Novo Sibirsk a Irkusk o Yakutsk…
    
    Pero para Nadezhda lo peor no fue eso, sino que, hacia el mes de Abril de aquél fatídico 1916 cesaron las cartas y los giros del amo Alyosha; fue de una vez, de ayer para hoy. Como si de la noche a la mañana hubiera desaparecido de sobre la faz de la tierra, sin noticia alguna de él; y Nadezhda se temió lo peor, que hubiera muerto; que quien ya, sin duda alguna, era el dueño de su vida, de su corazón de mujer, de su alma femenina, hubiera caído, para siempre, en aquella guerra. Casi, casi, se hundió en la más profunda desesperación, pero también estaba allí su hija y, por ella, tuvo que hacer de tripas corazón. Lo primero, fue buscar trabajo, pero no hubo forma de encontrarlo; ni de criada en la misma posada donde se hospedaba; ni siquiera con el médico que tan bueno fuera para ella y su hija. Realmente, eran malos tiempos, malísimos, para vivir en ...