1. Clases de verano con Sarita 2


    Fecha: 10/09/2017, Categorías: Anal Masturbación Primera Vez Autor: predatorgapes, Fuente: xHamster

    ... su pantaloncito de pijama, que sin ninguna dificultad pude empezar a deslizar delicadamente, dejando sus maravillosas nalguitas blancas al desnudo. Podía ver la marca que el bañador había dejado sobre su piel, creando un contraste duotono deliciosamente fascinante. Cuando solté la prenda al inicio de sus muslos, ésta cayó por su propio peso, siendo tan holgada que no llegaba a sostenerse por sí misma. Fueron sus finas pantorrillas las que evitaron que la prenda cayera hasta sus pies.Ahí lo tenía de nuevo; redondo, perfecto, brillante, rosado, mullido, abultado… Una imagen que se quedará grabada en mi recuerdo hasta el final de mis días.Me dispuse a separar sus níveas nalgas para acceder mejor a sus orificios más sagrados. Con una mano le abrí el culo mientras que con la otra acaricié su ano, cerradito y arrugado. Ya tenía mi dedo empezando a presionar sobre su ojete cuando me percaté de algo importante, primordial; no me había dado el supositorio que se suponía tenía que aplicarle.—Ehem… Sarita… ¿y el supositorio? —dije aún con mis manos sobre su culo.La chica saltó de golpe, con una exclamación que no dejó lugar a dudas; se le había olvidado involuntariamente.—¡Lo siento…! No sé en qué estaría pensando… —se disculpaba— ¡Qué tonta soy…!—No digas eso, Sarita, para nada. Ha sido un despiste… nada más…Se había levantado y ahora la tenía de cara, aunque estando yo aún sentado. Ella, con el pijama casi a los pies, mostraba su rajita enfrente mío. Una fina capa de vello oscuro ...
    ... la cubría, y sus gruesos labios mayores le daban un aura de pureza y juventud.Acabó de sacar por sus pies los shorts de su pijama, que recogió seguidamente con una mano, y vestida ya únicamente con esa pequeña camiseta que apenas la cubría más allá de sus tetitas, me indicó que la acompañara a su habitación.La seguí como un depredador persigue a su presa, hambriento, devorando con mis ojos ese culito que me hacía salivar. Al llegar, como la última vez, me entregó uno de los supositorios que guardaba en su mesita de noche. Me volvía loco. Era fascinante cómo Sarita, prácticamente desnuda, se mostraba tan fácilmente delante mío. Aunque cuando me fijaba en su rostro, se la notaba aún muy sonrojada y seguía sin poder mirarme a los ojos.Otra vez se subió a su cama, posándose a cuatro patas sobre ella y dejando su culito en pompa a mi disposición. Me senté a su lado, y ella ajustó su posición para que su pompis quedara apuntando directamente hacia mí. Procedí con prudencia a extraer el supositorio de su envoltorio, y despacio lo conduje a su prieto orificio, mientras que con la otra separaba bien la nalga.Gracias a la cantidad de lubricante que llevan estas cosas, empezó a hacerse paso en su interior sin ninguna dificultad y sin apenas aplicar fuerza. Cuando la punta de mi dedo tocó directamente su ano, me paré un segundo, saboreando el momento. Apenas conseguía contener mi excitación, y sin duda mi erección era aparente bajo mi pantalón.Me fijé también en su coño adolescente, que ...
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