1. La casera de mi novia (I)


    Fecha: 03/11/2019, Categorías: Incesto Autor: Yiyo2115, Fuente: CuentoRelatos

    ... hasta donde podía. Era inevitable que no rondaran en mi mente aquellas palabras de Andrés cuando le pregunté si la señora Missel estaba buena: “Ya la verás Emilio. Ya la verás.”. No sé con qué me iba a encontrar. Si tomaba en cuenta el humor de mi amigo, seguramente me iba a topar con una vieja fea, descuidada y obesa. No sé, tendría que comprobarlo y eso se iba a dar en unos instantes.
    
    –Ya voy. Ya voy. –Escuchamos estas palabras venidas de dentro de la casa principal, inequívocamente se trataba de la voz de una mujer. Seguro la señora Missel.
    
    Mi pulso se aceleró al escucharlas. “¡Vamos, vamos! ¡Apúrese señora, quiero verla! Fueron las palabras que querían salir de mi boca en ese momento.
    
    –Chicos, les presento a la señora Missel. –Dijo Andrés en un acto protocolar–. Señora, ella es mi amiga Abril. Y él es Emilio, su novio.
    
    –Hola muchachos. Un gusto Abril. Y un verdadero placer, Emilio. –Dijo la señora Missel dirigiéndose hacia nosotros.
    
    Intenté con todas mis fuerzas no dejar que la quijada se me cayera al suelo.
    
    ¿Pero qué estaba viendo?
    
    Ni en mis más morbosas y sexuales fantasías podría imaginar a una mujer como aquella.
    
    Una rubia alta, unos 1,75 metros. Ojos celestes que son el vivo reflejo del cielo. Pero lo ...
    ... mejor era su cuerpo. Un par de tetas, ¡y qué tetas! tenía la señora. Le calculo una talla 110 o 120 como mínimo. Se le notaban firmes a pesar de su edad que calculo yo rondaría los cuarenta años. Y un pedazo de culo que se antojaba como para estar pegado en él día y noche.
    
    ¡Una diosa! Sencillamente.
    
    Pero lo que me preocupaba en ese momento era otra cosa, y era que tenía una erección de campeonato que costaba trabajo disimular. Afortunadamente, tanto Abril como Andrés no la percibían porque estaban uno a cada lado de mí. La señora Missel sí pareció notarlo porque no sé si fueron ideas mías, producto de mi excitación, pero podría jurar que de una manera rápida y fugaz miró mi entrepierna y sonrió.
    
    Andrés no notó mi erección pero sí mi cara de sorpresa y asombro porque al oído me dijo:
    
    –¿Nada mal, no?
    
    Y yo lo único que pude hacer es negar con la cabeza como un bobo y vociferar entre labios:
    
    –Nada mal. Pero que nada mal…
    
    Este es mi nuevo relato, haré las respectivas entregas que conforman la saga a la medida de que se me sea posible. Son bienvenidas todas las críticas constructivas, consejos, sugerencias, y si quieren contar sus experiencias para que las compartamos, les dejo mi correo[email protected]
    
    Nos estamos leyendo… 
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