1. Un buen padre (parte 1, 2 y 3)


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Incesto Autor: destructordeconchitas, Fuente: SexoSinTabues

    ... -¿Cómo que hace rato, de que hablas? -Si, si, hace rato cuando supuestamente acababas de llegar y la niña estaba en sillón dormida. Me quede frio, incluso Inés lo noto en la repentina reducción de tamaño de lo que tenía entre las manos. -Inés, discúlpame de verdad yo no… -Hombres, si lo sabré yo, (empezando a sacudir la muñeca para dejármela nuevamente en forma) ya sé que no te gusta que hablemos de estas cosas, pero solo digamos que sé de buena fuente cómo se comportan ustedes, machos, cuando están calientes y en especial tu mi amor, a si que no te disculpes te comprendo, llegaste, abriste la puerta y viste a la niña con el trasero a medio vestir y al aire, antes de darte cuenta ya la tenias parada, lo comprendo créeme, además por si fuera poco el cuerpo de Aayla no es el mismo que el de hace tres años, yo misma lo he notado, no estoy siega, lo único que te pido, cuando te pase eso, es que recuerdes, que es tu hija y que ella te adora y te respeta como tal. Yo desde hace rato que la había dejado de escuchar lo único que podía sentir eran manos frotando sobre mi verga y es que en cuestiones de pajas ella era la mejor, sabía que me volvía loco que lo hiciera, incluso había ocasiones en que podía jurar que se aprovechaba de eso para conseguir de mi lo que se le antojaba. -Me escuchaste -Si, si (entrecortando la palabras) -Bueno por ser tan bien portado, mamá va dejar que papá le ponga un poco de su pánquecito en la boca. Y entonces hizo lo que nunca, se inclino y ...
    ... sosteniéndola a lo largo de la palma de su mano, se la metió completa a la boca de una sola arcada. No podía explicarlo, en mi cerebro fue como si dos cables que siempre estuvieron sueltos se encontraran por primera vez y esa misma energía generada me estuviera estallando alrededor del cuerpo y de pies a cabeza. Mientras ella la contenía en su boca, podía sentir como la punta rosaba el hondo de su lengua, su paladar y aun no conforme con eso ella seguía esforzándose por que le entrara más adentro, cada vez que su boca iba por más, las piernas se me hacían dos tiras de papel que contrabajos me sostenían. -Aaa… ¿te gusto?, recuerda mi amor que aun tengo muchas habilidades que tú no has visto (levantándose y volteándose hacia la estufa) -Inés que haces, sigue, sigue por favor. -Si pero la comida, se va a quemar (quitando el sartén de la flama) – ¿ y a quién diablos le importa comer ahorita? (tomándola por el cuello y bajándola directo al lugar de donde había despegado hacia apenas unos momentos) – Oye, basta, no seas tan brusco. -Chúpala Inés, por favor chúpala (metiéndosela casi por la fuerza en la boca) Y es que si en algo tenía razón mi mujer era en lo irracional que me ponía cada vez que teníamos sexo, apenas el primer indicio de eso y yo me convertía en un bruto, en un animal, un verdadero troglodita obsesionado por poseerla, mis demás parejas, antes de casarme, siempre se quejaban de eso pero con Inés fue diferente, ella nunca se molesto al contrario los dos siempre compartíamos un ...