1. Despues de hora


    Fecha: 15/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... hizo la pregunta le sacude la cara de una cachetada.
    
    __ Tienes que contestar cuando te pregunto algo, viejo de mierda.
    
    Entonces don Jaime asiente con la cabeza.
    
    __ ¿Viste? ¡Seguro que vivís haciéndote la paja imaginando que te la culiás! ¿Oh no?
    
    Con la cabeza don Jaime vuelve a afirmar.
    
    __ Y vos, yegüita, ¿Soñaste alguna vez coger con tres al mismo tiempo..? Mariel no contesta.
    
    __ Parece que no. Entonces ahora vas a saber cómo es.
    
    Mientras le habla, el sujeto acaricia con su mano la cara de la muchacha pero ésta lo rechaza.
    
    __ Mira conchuda, yo quiero ser amable con vos, pero si te haces la dura, vas a ver que soy muy malo.
    
    Dicho esto, le propina una violenta cachetada en la cara. El anillo que lleva puesto queda marcado en el pómulo de Mariel, por donde asoma una delgada línea de sangre. Tomándola de los cabellos le pasa la lengua por donde sangra. Con el dedo pulgar le acaricia los labios y luego se lo introduce en la boca.
    
    __ ¡Eso, así, te quiero mansita para que goces junto conmigo! ¡Vas a ver qué bien lo vas a pasar!
    
    Al mismo tiempo, otro de los individuos, sin desatarle las manos, la pone de pie. El tercer sujeto limpia de papeles el escritorio, donde la suben arrodillada. Luego la hacen agachar, hasta asentarle la cara sobre el escritorio. En esa posición, al borde del mueble, el culo de la muchacha queda ofrecido justo a la altura de las caras de los malhechores. El espectáculo es maravilloso: uno de ellos le levanta el vestido ...
    ... arrollándoselo en la cintura y dejando al descubierto el magnífico trasero. Mariel tiene puesta una tanga que se pierde entre los empinados glúteos. Los sujetos se turnan para lamerle el culo y la concha. Uno de ellos, con una navaja, corta por los costados la bikini. Mariel junta las piernas impidiendo que la prenda caiga. Entonces el sujeto toma la tanga por las puntas, y, como si fuera una cuerda, la lleva y la trae por la canaleta de la vagina y el culo. Los efectos de las caricias no se hacen esperar. Mariel experimenta sensaciones contradictorias. Por un lado siente un profundo rechazo, pero al mismo tiempo desea que las caricias no se interrumpan. No puede evitar que la concha se inflame y comience a destilar flujo vaginal por una de sus piernas.
    
    __ ¡Yegua caliente, la fiesta todavía no empieza y ya te estás chorreando..! ¡Ahora separa las piernas porque te quiero a comer la concha! Mariel obedece dócilmente, un poco por temor pero mucho porque lo desea intensamente.
    
    Ubicado detrás, el individuo hunde su cara entre las curvas de la muchacha. Su vivoreante lengua recorre minuciosamente la sensible zona. Con la punta juega en el orificio del ano, logrando hacerlo palpitar como si fuera un sapo. Después se la introduce en la vagina. Cuando localiza el clítoris, lo succiona con fuerza logrando que Mariel explote en un orgasmo imparable. Ahora es un río de flujo el que brota, y que el hombre lame con fruición como si se tratara de almíbar. Mariel cierra los ojos, deseando ...
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