1. Mi hijo me baja el calor


    Fecha: 10/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: amadecasamari, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuando.
    
    Salí de la regadera y me fui directo a mi recamara sin mirar atrás, con la esperanza de que a mi hijo se le hubiera olvidado sobarme la rodilla. Me puse mi babydoll y mi bata para dormir y decidí no salir siquiera a cenar si podía evitarlo.
    
    Pero me equivocaba, Manuel tocó a mi puerta a los pocos minutos de que me había terminado de vestir. Lo dejé entrar algo nerviosa y pude ver que se había puesto una bermuda y una camiseta. Tenía la crema de árnica en la mano y me pidió que lo dejara sobarme mi rodilla para evitar que se inflamara. Yo accedí por supuesto, no podía dejar que mis ideas perversas alejaran de mi lado al único ser querido que me quedaba en el mundo. Mi hijo es un sol, un ángel; siempre fue buen estudiante, ahora está comenzando su maestría, además de que es hacendoso y responsable en la casa. Mientras sobaba mi rodilla lastimada me ponía a pensar si es que Manuel tenía algún defecto, algo que arruinara esa imagen idealizada que tenía de él. Pero nada me venía a la mente. Si tan solo hubiera encontrado un hombre como él en mi vida, no estaría sola como lo estoy ahora.
    
    Mi mente viajaba a años luz de distancia, el olor del árnica me ayudaba a relajarme y dejarme llevar por ese hilo de pensamiento, mi hijo era idéntico a su padre en todo sentido, era perfecto y en mi nacía un deseo impuro de tenerlo dentro de mí, de entregarme a él, de fornicarlo, de ser suya. Definitivamente estaba enloqueciendo.
    
    Pero de pronto volví al mundo real, como de ...
    ... rayo me di cuenta que mi hijo ya no me sobaba la rodilla sino el muslo. Yo tenía las piernas abiertas de par en par ¡y me había olvidado de ponerme pantaletas! Ante ese espectáculo mi hijo no apartaba la vista de mi coño húmedo, su mano se acercaba a mi entrepierna lentamente y yo no podía moverme, estaba como hipnotizada y Manuel también, no hacía falta hablar, ahora me daba cuenta de que no había imaginado esa erección de mi hijo, él me deseaba a mi tanto como yo a él.
    
    Lo primero que pensé hacer fue alejarlo de mí, cerrar las piernas, darle una bofetada, empujarlo lejos, decirle que estaba loco, que yo era su madre y me tenía que respetar. Pero eso hubiera sido lo más hipócrita del mundo, yo me sentía halagada y excitada de provocar en un hombre como Manuel algo semejante y la idea de entregármele a mi hijo me ponía muy cachonda, no podía negarlo. Tienen que ponerse en mi lugar y pensar si serían capaces de resistir esa tentación.
    
    No hice nada de eso que debía de haber hecho una madre decente y recatada; no cerré las piernas, las abrí aún más; no le di una bofetada a mi hijo sino que le acaricié el cabello mientras su mano comenzaba a acariciar mi coño empapado; no lo empujé lejos, lo dejé que se acercara a mí lentamente; no le dije que estaba loco ni nada por el estilo, me quedé callada y ni una sola palabra salió de mi boca, solo suspiros al sentir sus dedos acariciándome los labios vaginales. Lo que hice fue poner los ojos en blanco cuando sus dedos comenzaron a ...
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