1. Me volví la puta de un asaltante


    Fecha: 04/10/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Tona, Fuente: SexoSinTabues

    ... mejor lo hiciera, mejor iba a ser para mí después, ya que, como él había dicho, mi saliva iba a ser el único lubricante que pensaba usar para que no me desgarrara mi ano al momento de violarme. Después de algunos minutos, durante los cuales lo escuchaba gemir bajo de placer, me la saca jalando mi cabeza hacia atrás, y sin decir nada, me vuelve a amordazar a como estaba antes, para cambiarme de posición, de nuevo quedando detrás de mí, y enseguida siento como pone sus manos sobre mis nalgas, y me las abre, presionando su miembro erecto contra mi agujero expuesto, que, para mi perjuicio, estaba algo cerrado. En ese momento de nuevo suplico piedad por debajo de mi mordaza, pero ignorándome, finalmente me la empieza a meter, no de golpe, pero sin miramientos, y gracias a mi propia saliva, va entrando poco a poco, cada vez más, y me retuerzo y gimo tanto que me tiene que tomar con mucha firmeza, diciéndome: “shh, tranquila nena, tranquila”. A toda esa humillación y abuso, se sumaba que me estaba tratando como a una chica. Llega finalmente el momento en que sus testículos chocan contra mis nalgas, y a partir de ahí, empieza con un movimiento de mete y saca a un ritmo constante, y yo sin dejar de gemir lastimosamente y luchando desesperado, sin importarme que de poco o nada me servía. Después de algunos minutos más, toma mi pene con una de sus manos, para empezar a masturbarme una vez más, a la vez que aumenta el ritmo de sus crueles embestidas. Para ese momento sentía una ...
    ... combinación de dolor y placer algo difícil de describir, pero…. acaso era placer? Como era posible que sintiera eso en un momento como ese?. Sin que mi violador lo notara, y para mi sorpresa, mis gemidos cambian de tono, de ser suplicas de piedad, deseando que parara, ahora son más eróticos, más sensuales, gemidos genuinos de placer, como si estuviera gozando lo que me estaba haciendo. De un momento a otro, siento como se detiene, solo para sentir como finalmente suelta su esperma caliente dentro de mi culo, llegando muy adentro, y en ese mismo instante, también yo me corro, sacando dos o tres chorros que salen a presión. “Bien mi putita, muy bien”, me dice, mientras sigue acariciando mi pene flácido, y sin salir de mí, aunque lo hace después de unos momentos más, levantándose de la cama. Noto como me desata los brazos, para después quitarme la mordaza y la venda que cubría mis ojos. “Adivina que, lo hiciste, así que me iré sin llevarme nada, como lo prometí, pero eso sí, me gustó tanto que te convertiré en mi puta, eso significa que regresaré de vez en cuando para volverte a hacer mía”, y diciendo esto, se va, dejándome en mi cama, desnudo, sudado, aún bastante agitado, recuperando el aliento poco a poco, con semen aun saliendo de mi, hasta hace poco, culo virgen, y aun eyaculando, repasando en mi mente todo lo que había sucedido, y sobre todo pensando en lo último que me había dicho, ya que, increíblemente, no me había parecido tan aterrador como se suponía que debía parecerme. 
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