Tadeo y Jonathan - Relatos Eróticos

Tadeo y Jonathan

... delgada, sus brazos y piernas repletas de vellos que su blanca piel casi no se veía, sobre todo en las piernas, el pecho completamente lampiño al igual que su abdomen. —¿Me deja tocársela?— me preguntaba temeroso Puse mis manos detrás de la nuca, me relajé, abrí más los pies, Tadeo se hincó frente a mí, se puso entre mis pies, acariciaba con una mano los vellos de mis bolas peludas y con la otra me masturbaba un poco, nuestras miradas eran intensas y penetrantes; de pronto se puso a mamarme la verga dándome tremendo placer, su boquita húmeda cubría toma la cabeza de mi verga, mi verga no dejaba de palpitar de lo caliente que estaba —¡Que rica la tiene señor!— —Parece que ya sabes mamar muy bien— —¿Me deja mamarle los huevotes?— —Niño eso no se pregunta, es de ley que tienes que mamarlos— Jaló un poco mi verga hacia arriba, yo me recosté más hacia abajo para que mis huevos quedaran libres y él más cómodo pudiera mamarlos, cerré mis ojos y lo dejé que hiciera su trabajo, muy concentrado él no dejaba de lamerme un huevo porque los dos no le cabían y cambia de uno a otro, yo sentía que gran cantidad de leche se acumulaba en mis huevos con esas lamidas tan ricas que me daba, escuché que un teléfono vibraba, abrí los ojos y me di cuenta que no era el mío —Te están llamando— le dije a Tadeo El concentrado en la mamada no hacía caso, hasta que le alejé su cabeza de mi verga —No es nada importante, son sólo mensajes— —¿Y por qué no quieres checarlos? Podría ser importante— Los revisó ...

... y no hico caso, me puse de pie, quería tenerlo así hincado mamándome la verga y yo viéndolo desde arriba, sentía que no tardaba en venirme de lo caliente que me tenía. Lo jalé de su cabello para que se levantara, lo agarre de su cintura y lo abracé, el abrió los pies y con ellos se abrazaba a mí, comenzamos a besarnos apasionadamente, él lo hacía con más intensidad, con desesperación. Casi me comía a besos y metía su lengua en mi boca, levantó un poco su axila, supuse que quería que se la besará, se la besé. Tenía un ligero olor a sudor, sin avisarle lo hice que girara de tal manera que haríamos un 69 de pie, él dio un pequeño grito de lo sorprendido, mame su verguita que estaba muy dura y lubricada, sus huevos super elevados que casi se le perdían y ahora seguía lo mejor. Le abrí sus nalguitas y vi ese culito con pelos, le escupí y tan pronto sintió mi lengua lamiéndolo él empezó a gemir como toda una mujercita, dejó de mamarme la verga y se retorcía de placer, caminé hacia el sofá, lo puse de perrito ahí, me hinqué detrás de él, le abrí sus nalguitas, le volví a escupir y deslicé mi dedo pulgar en su culito, él gemía ahora más, su verga derramaba bastante lubricante, era obvio que ya estaba listo para recibirme, fui por lubricante (ya saben siempre hay que estar prevenidos). Me puse bastante lubricante en mi verga, luego en su culito y metí dos dedos. Ahora froté mi verga en su culito peludo. No necesitaba pedirle permiso pues con su mirada él ya me decía que se la metiera. ...