MARISA: BARCELONA - Relatos Eróticos

MARISA: BARCELONA

... palabras y, a la vez, de invitación a que entrase de nuevo en ella, de modo que acomodamos nuestras posiciones y alturas, separé sus nalgas y empecé a entrar en ella con movimientos suaves y acompasados, un poco lentos al principio, para seguir luego de modo más rápido.Repetí los mismos movimientos que cuando estaba encima de ella, los golpes secos de cadera, profundos, intensos, seguidos de movimientos rápidos de entrar y salir, procurando frotar con mi miembro su sexo, poniéndome de puntillas para que sintiera cómo le rozaba, guiado sólo por sus jadeos, por algunas expresiones de “sí, sigue así, continúa”, mientras sus pechos se bamboleaban de un lado a otro, de izquierda a derecha y de adelante hacia atrás.“Creo que no voy a tardar en correrme” le dije mientras me aferraba a sus nalgas atrayéndola en uno de los golpes secos.“Sigue así, continúa, quiero sentir cómo te corres dentro” contestó al tiempo que dirigió una mano a su sexo, puso dos dedos sobre mi miembro que entraba y salía y luego empezó a acariciar su clítoris.Continué cosa de casi un minuto, tratando de aguantar lo más que pude mi orgasmo.“Bufff Marisa, creo que voy a correrme, estoy a punto de explotar”“Córrete, córrete”Cogí con mis manos sus caderas y la atraje hacia mí con toda la fuerza que pude mientras gritaba: “me estoy corriendo, me estoy corriendo”.“Así, sigue así, córrete sin ...

... parar, pero no salgas, que yo también estoy a punto de correrme” respondió mientras aceleraba con sus dedos los movimientos sobre su clítoris y yo aproveché para presionar con un dedo con fuerza su esfínter.“Yo también me corro, me corro, me estoy corriendo”, gritó al cabo de unos pocos segundos mientras la aferraba con fuerza para mantenerme dentro de su interior mientras mi crema caía por sus piernas y hasta las toallas.Se dejó caer sobre la cama. Yo también. Estábamos exhaustos.“¡Madre mía!: los años que hacía que no disfrutaba tanto. Pensé que nunca volvería a hacerlo y, ya ves, a lo tonto a lo tonto… ¡menudo día llevamos!. Esto sí que es alegrar el cuerpo”.Desde ese día las consultas de empresa se han hecho mucho más frecuentes de lo habitual, solo que por e-mail o por teléfono, como antes hacíamos, hace y respondo más o menos las de siempre, y el resto son consultas privadas, sin ir a su empresa; en vez de en restaurante, solemos comer en su casa, y el postre… es variado, pero en la misma línea que el de esta primera comida.Las cremas hidratantes ya las hemos sustituido por lociones para masajes, la falta de lubrificación remediada a base de lubrificante, cuando no de ese comer especial que tanto nos gusta y disfrutamos, y aunque ya no utilizamos cremas hidratantes para la piel, la piel sigue más tersa y deslumbrante que antes de nuestra primera comida.