1. Mi mujer y su amante


    Fecha: 06/09/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: atilale1, Fuente: RelatosEróticos

    ... chica.
    
    La vendedora arreglo el conjunto que se había puesto mal por culpa del sistema antirrobo.
    
    Julia se miró en el espejo y se dio la vuelta para verse por detrás. Al hacerlo, le dio la espalda a Pepe y de una forma imperceptible, arqueó la espalda haciendo resaltar su culito.
    
    Pepe sonrío. El conjunto era muy cortito y con ese movimientote espalda, se podía casi ver la parte baja de sus nalgas.
    
    Julia giro la cabeza y vio que Pepe miraba lo corto que le quedaba el conjunto. Se agachó un poco, solo un poco, dejando visible la curva de sus nalgas.
    
    Ella lo miraba, pero el solo tenía ojos para ese culito.
    
    - ¡Mirón¡ Dijo ella. En lugar de babear, porque no vas y me traes otro conjuntito para que me lo pruebe…
    
    - Vo… voy, dijo él, un poco molesto de haber sido pillado mirándola.
    
    Se giro y hizo unos pasos hacía la dependienta que ya tenía un sujetador y un tanga precioso en la mano. Le guiño a Pepe y se los dio.
    
    Pepe volvió al probador, que ya tenía la cortina cerrada.
    
    - ¿Julia?
    
    - ¿Sí?
    
    - Aquí tienes, dijo el, pasando la mano con el nuevo conjunto en el probador.
    
    Al hacer este gesto, su mano toco alguna parte del cuerpo de Julia. No sabía si había sido un hombro, la espaldo o cualquier otra parte, pero si sabía que había sido un contacto suave y caliente, muy suave y muy caliente.
    
    - Que suave tienes la piel, dijo el.
    
    - Gracias, le contesto ella, cogiéndole el conjunto, quedándose solo unos segundos tocándole la mano.
    
    - Tú también ...
    ... pareces tener las manos muy suaves… Prosiguió ella.
    
    Como por arte de magia, la cortina se abrió un poco. Se podía ver un poco de la piel de Julia. El podía imaginar que lo que veía era el hombro de Julia, su espalda, su nalga.
    
    Vio como ella se agachaba para ponerse el tanga, como se ponía el sujetador y como se giraba para mirarse.
    
    Tal como estaba la cortina, no podía ver gran cosa y esto le ponía sobre ascuas. Quería abrir esta cortina y verla, pero no se atrevía a moverse. Se dio cuenta que tenía calor, empezaba a sudar un poco. Sentía que su deseo de verla mejor se transformaba en una sensación muy física: respiración acelerada, pulso en aumento; se estaba endureciendo…
    
    Pero la dependienta se le acerco con otro conjunto. Ella se daba cuenta de lo que pasaba, pero la situación le hacia gracia. Preguntó:
    
    - ¿Todo bien, Julia?
    
    - Si, si, muy bien, contestó.
    
    - Le dejo otro conjunto a tu amigo, siguió la vendedora.
    
    Y los dejó de nuevo.
    
    Pepe se quedó con el conjunto en la mano, sin moverse y fue Julia que sacó la mano para cogerlo, apartando un poco más la cortina pero sin volver a colocarle después.
    
    Pepe podía verla mejor. Ella se giro un poco y empezó a quitarse el tanga que llevaba, dejándole ver su culito. Después, tomándose su tiempo, se quito su sujetador.
    
    Iba moviéndose un poco, enseñando poco de su anatomía, pero el resultado era muy erótico: un trozo de nalga, el perfil de su pecho, la curva de su espalda…
    
    Ya se podía ver claramente el efecto ...