1. Elena...


    Fecha: 25/09/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Comerizos, Fuente: CuentoRelatos

    ... terminaba a la altura del omóplato donde comenzaba el vestido y por donde ya no podía seguir su estela.
    
    A eso de las diez... pegado como buena parte de la fiesta, y después de estrechar más manos y besar más caras que un político en campaña, a la mesa de ostras... ya empecé a imaginarla desnuda, la visualizaba en mi mente así, tal como estaba, charlando con tal o cual, bailoteando en la pista, pero desnuda. Estudiando cada movimiento de su cuerpo y cada pliegue de su ropa dibujé perfectamente su figura, sus pechos ni grandes ni pequeños pero firmes, rotundos, con un pezón pequeño y puntiagudo; y si, qué descubrimiento!!! un culo respingón que al bailar casi se separaba de su cuerpo, redondito, perfecto para esa figura… mi absoluta… perdición.
    
    Yo no había bebido mucho, entre el ansia por las ostras y tanta charla con los invitados, casi no había pasado de las cervezas, pero entre esos juegos mentales con el cuerpo de Elena y el efecto afrodisiaco de las ostras, mi cuerpo empezó también a reaccionar y… casi sin poder (sin querer) evitarlo mi sexo, mi polla, empezó a crecer en una erección… de esas que te devuelven el ánimo de ser hombre,… y en ese preciso instante… ZASSS note su mirada sobre mí, casi contraigo el cuerpo… pero no, en vez de eso, mantuve mis ojos sobre los suyos en unos instantes que parecieron horas hasta que en un giro acompasando el baile… sus ojos se perdieron tras su cuerpo.
    
    Me acerqué entonces al grupo, unos bailaban, otros charlaban, pero casi ...
    ... inconscientemente todos se iban acercando como atraídos por un centro de gravedad que coincidía con el centro de la pista. Allí el baile era más frenético y los cuerpos se rozaban y golpeaban a menudo. Pronto estuve a la altura de Elena que bailaba junto a otras chicas de mi oficina, y no pasó mucho tiempo hasta que nuestros cuerpos empezaron a encontrarse… primero sutilmente, después de forma más evidente. De pronto, entre canción y canción… note como su cuerpo se pegaba al mío, su culo encajaba perfectamente sobre mi polla que seguía erecta y colocada verticalmente sobre lo que podía de mi pantalón. Era inevitable que lo notara, era inevitable que notara mi polla dura como una piedra en la raja de su culo y yo casi podía notar la piel diferenciando perfectamente la braga minúscula que lo recorría.
    
    Se me erizaron todos los pelos de mi nuca, un escalofrío la recorrió desde su base hasta casi mi coronilla, fue algo más que un instante… lo se, como dice Fito, un suspiro que duró... una eternidad. Otro de esos cuerpos que danzaban frenéticos por alrededor vino a separarla de mi, invitándola a otros saltos frenéticos y nuestros cuerpos se separaron. Me quedé unos instantes noqueado, hasta que unos clientes vinieron a despedirse y me sacaron de aquella bacanal de baile.
    
    No volvimos a cruzar miradas, aunque yo buscaba sus ojos e imaginaba que ella, asincronamente, buscaba los mios, hasta que a eso de la 1 de la mañana un estruendo ahogado llamó mi atención. El marido de Elena, ...
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