1. MENTES PERVERSAS II


    Fecha: 17/09/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... nos mirara raro y con sospechas. Bruno y yo no éramos nadie en la vida de Santiago. El sábado ya en casa de Bruno, me quedaría a dormir según lo había acordado con mis padres, pero los planes eran otros. Esteban nos esperaba en el garaje, con Bruno saldríamos de casa escondidos en el auto sin que ningún vecino nos viera salir jamás. Una vez cerca de los bosques, pudimos salir del maletero. Era emocionante y nuestros corazones retumbaban con fuerza, finalmente veríamos a Santiago. La casa era grande y ostentosa. Allí en el sótano yacía en la completa oscuridad, un muchacho de ojos verdes, desnudo y lastimado. Una vez dentro, bajamos directo por unas escaleras hacia el sótano de la casa. Encendimos las luces y vimos el horror. Santiago estaba desnudo, arrinconando contra la pared, con los ojos vendados y una cadena en el cuello. Sus manos atadas y amoratadas. Tenía el rostro irreconocible por los golpes que había recibido de Esteban y sus amigos. Con manchas de sangre por todo el cuerpo y hasta los huesos. Más adelante nos enteraríamos de las aberraciones que le habían hecho. Ya el primer día lo habían golpeado sin piedad. Uno de ellos lo había desvirgado con un fierro sin piedad alguna. Y Esteban, cuando sus amigos se habían marchado, lo había violado y torturado. Curioso de estos locos que odian a los homosexuales se habrían entregado al placer de torturarlo sexualmente. Bruno no dijo nada, estaba mudo y pude ver la ira en sus ojos. Entendí de inmediato que Esteban pagaría ...
    ... caro por su traición. Santiago era nuestro y solo nuestro, nadie más tenía derecho a tocarlo. Pagarían con sangre. Bruno me dio la orden de limpiarlo, de vestirlo y de no decir ni una palabra. Él hablaría con su hermano arriba. No escuche nada proveniente de la sala principal, y me dedique a Santiago, quien no paraba de llorar, de preguntar quién era, cuantos días habían pasado y de suplicarme que lo liberara. Todo su cuerpo estaba adolorido, y parecía que sufría en cada movimiento que daba. Lo limpie con un trapo húmedo, con cuidado. Minutos después bajaría Bruno. —Mi nombre es Bruno y el del que te limpió como pudo es Mateo. Seguro que ya te imaginaras quienes somos. —¿Ustedes… el colegio? ¡Pero son solo unos niños! —En tu cuello, lo que te rodea y sostiene la cadena, hay un dispositivo que puede darte descargas eléctricas. Si das un movimiento en falso, lo vas a lamentar. Bruno me mostró un control en donde había dos botones, uno para leves descargas eléctricas y el otro para dejarlo inconsciente. —Vas a estar un tiempo acá encerrado, si coperas no vas a morir. Lo que queremos es simple, sexo. Estamos locos, sí. Incluso más de lo que están mi hermano y sus patéticos amigos. Pero no vamos a torturarte más. Solo queremos pasarla bien, de la forma más morbosa posible. Ya veremos. Le quite los amarres de las manos y el vendaje de los ojos. Apenas podía vernos con claridad. —Hay una cama, un cuarto de baño cerca. Ropa limpia y pronto, comida. La cadena te permite moverte por todo ...