1. Habitación 248


    Fecha: 20/08/2019, Categorías: Hetero Autor: NoeliaMedina, Fuente: CuentoRelatos

    ... veinticinco años.
    
    Noté como su miembro crecía, chocando contra mi muslo. Emilio se refregó contra ellos y metió su pene entre mis piernas, haciéndose una especie de paja entre ellas y llegando a rozar mi clítoris a veces.
    
    —Joder, niñata, no veas cómo te mojas —exclamó empujándome y tirándome a la cama.
    
    Caí apoyando las manos y quedando con el culo a su vista, como cuando entró a la habitación. Emilio se acercó por detrás, azotó mi trasero con fuerza y arrimó su boca a mi coño, lamiéndolo con una furia y una destreza increíble. Notaba su barba rozarme, su lengua imparable, los flujos corriendo por mis piernas... y creí morir antes de lo debido.
    
    —Venga, confiesa, ¿donde están tus bragas? —dijo para volver a meterse entre mis piernas y refregar su cara por mi vagina y culo—. Quiero olerlas.
    
    Gemí, señalando el carro de la limpieza y con los brazos temblando.
    
    Emilio me abandonó para ir a buscarlo, y tras unos segundos, las sacó con una sonrisa triunfante. Las olió, se colocó tras de mí y me metió su verga dura y gigante, haciéndome sentir que me partía en ...
    ... dos, dándome la sensación de que mis caderas crujían. Pero Emilio no tuvo compasión con su tamaño, amordazó mi boca con mis propias bragas y se agarró de los extremos, tirando hacia atrás de cada uno y consiguiendo que mi cuello se doblase hacia detrás, mientras empujaba con garra y vigor.
    
    Mis gemidos se ahogaron en mis propias bragas mientras temblaba toda yo y Emilio rugía como un león. Siguió embistiéndome con furia, gritando que era una guarra, contándome que el orgasmo estaba cerca. Y entonces, consumido por la excitación y de manera rápida, salió de mí y lanzó un escupitajo de su semen, manchando toda mi espalda y parte del pelo.
    
    Salí de la habitación acto seguido, tras tomarme solo unos segundos para recomponer mi coleta, el vestido y ponerme las bragas.
    
    Al otro día todo el mundo en las cocinas, rumoreaban que Emilio había gritado como un loco a una hora fuera de lo normal de cada fin de semana, que no se habían encontrado rastro de preservativos ni de semen, y que había llamado a recepción para quejarse: no habían dejado toallas limpias en la habitación 248. 
«123»