1. el joven de al lado


    Fecha: 13/08/2019, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... las 10 pm subimos a nuestra habitación. Un sentimiento de culpa, como grilletes de acero en mis tobillos que hacían pesado mi andar, o como una nube espesa y preñada de miedos que me seguía a todas partes ensombreciendo mi rostro, no dejaba de atormentarme durante todo momento. No podía estar 5 minutos concentrándome en la cinta cuando el rostro enloquecido de mi joven vecino al momento de besarme en el jardín, golpeaba de nuevo mis pensamientos. Al fin termino la aplícala y ya acostados en nuestra habitación me desvestí con mucha pesadumbre y cansancio moral. Llevaba un brasero liso color negro con un pequeño moño color rosa entre las montañas redondas de mis senos. Y vestía una sexy braga color negro que solo dejaba ver un pequeño triángulo de tela antes de perderse en mis abultados glúteos. - te ves hermosa amor, tanto tiempo he pasado pensando con estar nuevamente contigo - Gracias. Yo también te he extrañado Dije mientras dibujaba acaso la primera sonrisa honesta desde que él regresara. - ven acércate. Quiero tocarte Me acerqué y puso su mano sobre mi mejilla. Acercó su rostro y me dio un tierno beso. Después me sentó en la cama y fue besándome más y más hasta que me empujó con su peso acostándome en la cama y quedando el sobre mi mientras seguía besándome. No tardó en recorrer sus manos limpias y pulcras sobre mi cuerpo. Acarició mi cuello con amor y fue bajando hasta mis senos, entonces bajó sus labios por mi cuello y en silencio presionó suavemente mis pechos con ...
    ... sus dedos. De vez en cuando paraba un poco y me decía al oído "te amo", yo trataba de cerrar los ojos y disfrutar, de amarlo, pero siempre abría los párpados y miraba fijamente al techo de la habitación, y ponía mi mente en blanco para no dejarla carburar. Desabrocho mi sostén con cuidado sin dejar de besarme y acariciar mis senos, mi cintura, mi vientre, mi espalda, mi trasero y más allá. Siguió besándome por los pechos hasta mis pezones, suaves, rosados y firmes obedeciendo a las sensaciones de ser besados, lamidos, humedecidos, y desobedeciendo a mi mente que no hacía más que mandar señales muertas a cada terminal de mi cuerpo. Mis pechos le encantaban. Su redondez, su peso, lo terso de su piel. Pude sentir que al besarlos y acariciarlos su sexo se hinchaba más y más. No pudo aguantar más y agarrando me de mi cintura, se impulsó un poco para arriba y colocó su ya palpitante entrepierna en la entrada de mi vagina. Entonces empujó. Suavemente, con amor pero con firmeza, con deseo real. Su glande está más hinchado de lo normal (víctima de tantos días de abstinencia) y mi sexo no terminaba por lubricarse por completo (víctima de una mente tan perdida), que la penetración resultó complicada y un tanto dolorosa. Hice una mueca de dolor cuando por fin empujó por completo su pene. Apreté mis uñas en su espalda y él volvió a repetirme que me amaba. Embistió de nuevo ahora un poco más fuerte y de nuevo volvió a lastimarme un poco. Siguió haciéndolo cogiendo un ritmo lento. Su palo ...